El lago de Coatepeque, en Santa Ana, se percibe como un lugar lleno de belleza, colorido paisaje y buena comida en sus alrededores.
Sin embargo, pocos conocen que en la ribera del lago viven más de 8,000 personas y el 98 % de ellas evacua las aguas grises directamente a las calles, las cuales bajan en canaletas o surcan su propio camino hasta su desembocadura: el manto acuífero, el cual contamina.
Muchos usan estas aguas para tomar, lavar ropa y utensilios e incluso muchos se bañan en las aguas jabonosas, como sucede en la quebrada El Estoraque, en El Congo.
“Los desechos líquidos son el gran monstruo de contaminación de Coatepeque, aguas grises, y aguas negras. La contaminación es producto del crecimiento desordenado del turismo y comercio de los últimos años”, señala Alejandro Villacorta, director ejecutivo Fundación Coatepeque.
En la cuenca de Coatepeque no hay servicio de agua potable y las familias usan un sistema de bombeo para extraer el agua y consumirla.
A partir de esto, una de las soluciones que podrían funcionar para tratar las aguas servidas según la Norma Técnica para regular el abastecimiento de agua y saneamiento rural del Ministerio de Salud (Minsal) podría ser un sistema de tratamiento de fosas sépticas.
Sin embargo, esta opción siempre podría causar la contaminación del manto acuífero a través de la infiltración de desechos en el suelo.
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