Don “Nacho” es un hombre de familia y de aventuras. Radica en Estados Unidos y dos de sus hijos han jugado para selecciones de fútbol distintas. Su apellido, Punyed, ha sido vinculado por años al deporte nacional.
Conoce cómo ha sido la experiencia paternal de ver a dos hijos jugando juntos en un equipo profesional, y por supuesto, lo que ha significado para la familia.
Él cuenta con mucho orgullo cómo Pablo y Renato, sus futbolistas preferidos, crecieron con el deporte y alcanzaron el profesionalismo; ahora ambos destacan en países europeos ciertamente complicados para figurar en los currículos de un salvadoreño promedio.
¿Por qué Pablo decidió dedicarse al fútbol pese a la oferta tan grande de deportes que ofrece Estados Unidos?
El caso de Pablo es bien bonito. Vivíamos en San Salvador, él tenía 5 años y recuerdo que jugábamos en la Costa del Sol; una vez empezó a tirarme el balón y noté que tenía una patada fuerte como la de su abuelo, quien también jugó profesionalmente. Mientras estudiaba acá en la capital se fue interesando en el fútbol, le gustaba mucho; miraba a los jugadores y se los aprendía; también los estudiaba. Pablo jugó también un poco de béisbol en Soyapango, pero al final le gustó más el fútbol. Cuando nos movimos a Miami, Estados Unidos, lo llevamos a Pablo con diez años a varios clubes; jugó para uno de los más grandes de dicha ciudad como el Kendall, que lo invitó a jugar. Ahí se juntó con muchos sudamericanos y eso creo que fue lo mejor que le pudo haber pasado. Una vez fue el mejor jugador del año y ello le hizo ganar una beca en la Universidad Saint John en Nueva York, la responsabilidad que adquirió con el equipo universitario, estoy seguro, fue lo que lo llevó hasta donde está ahora. Su madre fue importantísima tanto para él como para Renato, justo para que ellos sobresalieran en el deporte porque los acompañaba a todos lados para poder jugar; en Estados Unidos les dicen: “Soccer Moms”, quienes son fundamentales para las carreras de cualquier futbolista. Pablo hizo una gran labor como futbolista y eso le abrió muchas puertas de equipos, pero luego de finalizada la preparatoria yo quería que él tuviese una carrera universitaria, a todos mis hijos les exigí una carrera y después que hiciesen lo que gustaran.