Estas inspiradoras historias muestran que una discapacidad no es impedimento para trabajar Ochos personas ciegas trabajan en la Colchonería Santa Lucía haciendo colchones, almohadas y ropa de cama. Cada día superan obstáculos y salen adelante a través de este oficio.
Por David Martínez
2019-08-13 10:00:37
Ana María de Hernández tiene 29 años de laborar en la colchonería, y se dedica a la costura de los forros donde se insertará el algodón o esponja de los colchones.
Foto EDH/David Martínez.
Ocho personas ciegas laboran en la Colchonería Santa Lucía, donde fabrican colchones, almohadas y ropa de cama. Foto EDH/David Martínez.
El arte está en sus manos, tener discapacidad visual no ha sido ningún impedimento para trabajar y en la industria colchonera encontró su pasión. Foto EDH/David Martínez.
Juan Carlos Mendoza se dedica al corte y costura de los forros donde introducen el algodón o esponjas de las colchonetas. Él tiene 29 años de laborar en la cooperativa.
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Los colchoneros piden al Gobierno y a la empresa privada que los apoyen en el consumo de sus productos, pues temen quedarse sin una fuente de ingresos. Foto EDH/David Martínez.
En El Salvador, hay más de 118 mil personas con discapacidad visual. No todos cuentan con una posibilidad de empleo. Foto EDH/David Martínez.
Narciso Menjívar, de 80 años, es el encargado de llenar las bolsas, puntearlas y dejarlas listas para la venta.
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Asegura que por la discapacidad que todos tienen el proceso es diferente al convencional, un poco más lento al usar tijeras y no cortadoras eléctricas. Foto EDH/David Martínez.
Fidel Majano, de 78 años, es preparador de algodón en la colchonería.
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Majano lleva 25 años en este oficio siendo su medio de subsistencia. Foto EDH/David Martínez.
“Lo que se hace es hacer blando el algodón”, dice Majano, quien se apoya con un trozo de madera para golpear los grandes trozos. Foto EDH/David Martínez.
Pastor Echeverria tiene 35 años de laborar en la colchonería, a sus 73 años se dedica al corte de la tela con la que hacen los colchones.
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“Me costó adaptarme un poco pero por la necesidad de ganarme la vida lo hice”, relata Pastor. Foto EDH/David Martínez.
Trinidad Sánchez se dedica a dar masajes curando dolores de los clientes. Foto EDH/David Martínez.
Sus manos tienen años de experiencia aliviando diferentes dolencias. Foto EDH/David Martínez.