Gerente hotelero
Y para su sorpresa, no fue difícil encontrar trabajo en El Salvador, del que irónicamente se había ido hace muchos años para buscar mejores oportunidades.
“Cuando me vine a El Salvador se me hizo fácil encontrar trabajo en uno de los hoteles de los Poma. Me contrataron rápido porque sabía hablar inglés”, recuerda el ejecutivo.
Su experiencia en el área de banquetes le valió, pronto, un ascenso como Gerente de Alimentos y Bebidas en el Hotel Confort Inn, que luego se volvió Quality.
Más adelante se sumó a un nuevo proyecto para desarrollar la marca de restaurante japonés Tanoshi, que luego regresó al Hotel Intercontinental.
Su experiencia agregó la administración de otros hoteles en San Miguel, donde tuvo que vivir durante un par de años y más adelante se unió a la familia del Crowne Plaza, con su área de banquetes.
“El gerente de bebidas y alimentos tiene que estar pendiente de la existencia de alimentos en cocina, servicios, banquetes, suministro, utensilios, etc. Es un trabajo con mucha adrenalina”, recalca.
Al extremo
Pero la adrenalina que siente al gestionar a decenas de colaboradores que tienen que correr día a día con todos los requerimientos propios de un hotel es muy diferente a la que siente cuando decide ponerse un arnés y lanzarse al vacío.
Edwin cuenta que su curiosidad por los deportes extremos comenzó hace aproximadamente ocho años. Junto a sus amigos de trabajo, se interesó en lanzarse de un helicóptero con paracaídas. Averiguó cómo y con quién podía hacer este reto y lo logró.
Pero la experiencia solo le dio más ansias de encontrar la adrenalina.
Tiempo después viajó a Cancún, en México donde hizo bungee, una actividad extrema en la que la persona se lanza de las alturas y la cuerda se estira y encoge.
Después de esa experiencia, su adicción por la adrenalina lo llevó a buscar otras opciones en El Salvador, por lo que encontró a un grupo que ofrece lanzarse del puente sobre el río Las Cañas, en el Soyapango.
“Nada se compara con estar a la orilla, a cierta altura y saber que uno se tiene que lanzar. El primer salto es difícil. A uno le toma tiempo decidirse, pero lo más difícil es saltar por segunda vez porque uno recuerda la sensación”, afirma Velásquez, entre risas.
El ejecutivo, de saco y corbata, que procura que todos sus clientes tengan el mejor servicio posible, es un intrépido que busca la adrenalina en todo lugar.
Dice que a la fecha se ha lanzado al menos diez veces desde el puente en Soyapango y también ha practicado snorkeling y sigue en busca de otras actividades extremas.
“Esto me libera del estrés. Son sensaciones diferentes. Yo disfruto de mi trabajo. Si no fuese hotelero, no sé qué sería, pero hay estrés y adrenalina. Hacer estos deportes para mí es un desahogo. No tengo palabras para explicar esta sensación”, afirma.
Para Velásquez, el corre corre diario es excitante, pero toma en cuenta que es un trabajo que también requiere de mucho humanismo pues tiene que dar un servicio de calidad a las personas que se hospedan en sus hoteles.
Actualmente, Velásquez es gerente de operaciones de Inversiones Copinol, que tiene a su cargo instalaciones como Hotel Mirador Plaza.
La compañía está trabajando en el diseño y permisos de un nuevo edificio en la Colonia Escalón, en el que Velásquez afirma que se involucrará de lleno cuando ya esté finalizado.
Por ahora, su meta es seguir trabajando para sus clientes y, a nivel personal, buscando la adrenalina en nuevos deportes extremos que lo llenen de energía.