El 8 de agosto de 1951 millares de devotos católicos gritaron de angustia al ver la catedral de San Salvador envuelta en llamas. Cuando el reloj del templo marcaba las cuatro de la tarde el fuego hizo arder sus instalaciones, y en un abrir y cerrar de ojos, la iglesia quedó devastada por un incendio.
Este jueves se cumplen 68 años del siniestro que todavía se encuentra presente en la memoria de muchos salvadoreños.
“Fue un momento doloroso y triste para nuestra vida como feligrés al enterarnos que la casa de Dios ( Catedral Metropolitana) se había incendiado”, dijo Rosaura Castillo, de 73 años, quien se encontraba rezando en la catedral el pasado miércoles.
El incendio, que comenzó en el cuarto de películas de material de celuloide, en el Teatro Nacional, fue incontrolable, y se propagó hasta la parte oriente del templo. En tan sólo 45 minutos consumió por completo la infraestructura de la Catedral que estaba formada de madera.