Más de 537,000 hogares salvadoreños sufren pobreza multidimensional

Esta medición toma en cuenta que ser pobre no es solo no tener dinero suficiente para cubrir el costo de la canasta básica sino que no se tienen las condiciones para el pleno goce de bienestar.

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Los estudios de los galardonados han tenido resultados concretos en áreas como salud y educación, han "ayudado" a aliviar la pobreza global y tienen un gran potencial en mejorar más las vidas de las capas más pobres de la sociedad. Foto EDH/Archivo.

Por Vanessa Linares

2019-07-28 9:15:06

El año pasado, más de 537,000 hogares, equivalentes a uno de cada tres en todo el país, sufrían al menos siete privaciones de bienestar económico y social por lo que se considera que están en situación de pobreza multidimensional.

La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) 2018, elaborada por la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc) del Ministerio de Economía, reveló que la baja educación de adultos, la falta de acceso a la seguridad social y el #subempleo e inestabilidad en el trabajo son las prioridades con mayores deficiencias en el país. Solo estos tres factores afectan a al menos dos de cada tres hogares en El Salvador.

La medición multidimensional de la pobreza es la que toma en cuenta que ser pobre no es solo no tener dinero suficiente para cubrir el costo de la canasta básica (pobreza extrema) o la canasta básica ampliada (dos veces la canasta básica, la llamada pobreza relativa); sino que no se tienen las condiciones para lograr un pleno goce de los derechos humanos, o no se suplen las aspiraciones y necesidades más sentidas de la población.

 

¿Cómo saber quiénes sufren pobreza multidimensional?

La EHPM identifica 20 indicadores en cinco grandes categorías (educación, trabajo y seguridad social, condiciones de la vivienda; salud, servicios básicos y seguridad alimentaria, y calidad del hábitat) y considera que un hogar está en situación de pobreza multidimensional si presenta privaciones en siete o más de esos indicadores.

En detalle, la encuesta de 2018 determinó que el 77.5 % de los hogares en el país tienen baja educación de adultos, un 15.4 % presenta un cuido temprano inadecuado; el 10.5 % inasistencia escolar y un 2.3 % un rezago educativo que no le permite una mejor condición de vida o más y mejores oportunidades laborales.

En aspectos relacionados al trabajo, la falta de acceso a la seguridad social (asistencia médica y pensión) y el subempleo (que trabaja menos de 40 horas a la semana y no recibe remuneración que alcance al menos el salario mínimo) e inestabilidad en el trabajo son las dos privaciones que sufren el 68.5 % y 61.9 % de los hogares, respectivamente.

El desempleo afecta al 14.9 % de las familias salvadoreñas y en un #5.2 % aún se practica el trabajo #infantil.

Al reconocer que la pobreza afecta diversas dimensiones de la vida de las personas, también se admite que restringe el potencial de desarrollo de sus capacidades y, en consecuencia, limita sus perspectivas para vivir de manera digna.

La medición de la pobreza multidimensional “rescata las prioridades expresadas por la población salvadoreña; a saber: sentirse bien, conocer, saber y crear, habitar y trabajar con dignidad y convivir en forma pacífica y segura, entre otras”, explica la encuesta en un apartado.

En ese sentido, la EHPM de 2018 también identificó que lamentablemente el 40.9 % de los hogares vive en condiciones de hacinamiento; en otras palabras, que hay muchas personas en una sola vivienda o residen más de un hogar en la misma unidad habitacional. El 18.5 % y 4.7 %, respectivamente, habita en un lugar con materiales inadecuados de piso y de techo; y el 9.3 % tiene inseguridad en la tenencia del terreno en el que mora.

Asimismo, la encuesta señala que el 42.6 % de los hogares tampoco tiene acceso a servicio de saneamiento; es decir, a fuentes y sistemas de abastecimiento de agua para uso y consumo humano; disposición sanitaria de excrementos y orina, ya sean en letrinas o baños; o al manejo sanitario de los residuos sólidos, conocidos como basura.

Además, a un 19.8 % de las familias salvadoreñas le falta acceso a agua potable, un 9.1 % no tiene acceso a servicios de salud y uno o dos hogares de cada cinco están en condición de inseguridad alimentaria (sin acceso seguro a la cantidad de alimentos suficientes para su desarrollo y para poder llevar una vida activa y sana).

Como la medición de la pobreza multidimensional también considera el entorno en que vive la población, la encuesta detalló que casi la mitad (47.4 %) de todos los hogares de El Salvador tiene restricciones debidas a la inseguridad; y a uno de cada tres (37.5 %) le faltan espacios públicos de esparcimiento.

De igual manera, un 8.3 % se encuentra en un hábitat con incidencia de crimen y delito y un 4.7 % está expuesto a daños y riesgos ambientales.

 

Ahora bien, ¿dónde están los pobres?

La incidencia o tasa de pobreza multidimensional, afirma el documento de la Digestyc, hace referencia al porcentaje de hogares que son clasificados como pobres en El Salvador.

Según la medición, del total de hogares salvadoreños para el 2018, el 28.8 % fue pobre multidimensional y equivale a 537,826 hogares en los que residen más de 2.2 millones de personas.

Mientras que en el área urbana, un 17.1 % de los hogares están en condición de pobreza multidimensional; en el área rural, su tasa de incidencia alcanza el 48.9 %; es decir que casi la mitad de las familias que viven en el campo carecen de condiciones de bienestar digno.

Ahuachapán (50.1 %), La Unión (42.8 %) y Morazán (42.1 %) son los departamentos con el mayor porcentaje de hogares que son clasificados como pobres en El Salvador y al extremo, San Salvador (14.1 %), Chalatenango (21.2 %) y Santa Ana (27 %) fueron los más favorecidos con las tasas más bajas.

Pobreza monetaria

Entre los datos relevantes obtenidos a través de la EHPM de 2018 está el indicador de pobreza monetaria que, dicho anteriormente, se clasifica en extrema y relativa y se refiere a si los salvadoreños pueden cubrir el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la CBA ampliada per cápita (locución adaptada del latín que significa literalmente por cada cabeza).

El costo de la CBA en el área urbana para un hogar promedio de tres o cuatro miembros fue de $184.76; y el de la CBA ampliada, $369.53.

En el área rural, en tanto, el precio de la CBA fue de $126.25 y la CBA ampliada, $252.50. Así, la CBA por persona fue de $53.40 para el área urbana y de $34.03 en la rural.

Sin embargo, la encuesta detalló que el ingreso promedio mensual de los hogares a nivel nacional en 2018 fue de $583.85; con una diferencia bastante marcada entre regiones, pues mientras que en el área urbana el promedio fue de $683.98, en la rural apenas llegó a $411.24, “lo que indica que las condiciones de vida de los hogares del área rural están por debajo de las condiciones en las que viven en el área urbana”, apunta el informe.

De esa manera, a nivel nacional, un 26.3 % de los hogares se encuentran en pobreza monetaria porque no alcanzan a cubrir la CBA o la CBA ampliada.

Aunque la mayor parte (el 20.6 %) está en pobreza relativa, hay un significante 5.7 % que se encuentra en condición de pobreza extrema porque sus ingresos no son suficientes para cubrir la canasta básica ni siquiera una vez.

En consecuencia, igual que en la medición multidimensional, la pobreza monetaria afecta a uno de cada tres hogares que viven en el campo.