La Virgen de Fátima y la Mano de Fátima

Hoy, cuando se recurre a la violencia en el nombre del islam, es más necesario que nunca recurrir a Nuestra Señora de Fátima. Ella puede ser la gran intercesora para que, algún día, el islam se convierta al verdadero Dios. Y para que en el mundo reine la paz.

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Foto EDH/Shutterstock

Por María Alicia de López Andreu

2019-07-26 6:57:37

Nuestra Señora de Fátima se apareció, hace 102 años, a Lucía, Jacinta y Francisco, tres pastorcitos, en Cova de Iría, haciendo crecer muchísimo su devoción entre los católicos, pero igualmente interesando a los no creyentes.
Paralelamente se ha puesto de moda un amuleto llamado “la Mano de Fátima”, que, debido a compartir el nombre, crea confusión. Es necesario aclararlo, para conocimiento general y de los católicos en particular, basándome en el artículo que, en 2017, escribió Philip Kosloski.

Cuenta que, en el siglo XII, ejércitos cristianos retomaron ciudades de España y Portugal, ocupadas por musulmanes. Las tropas de Gonzalo Hermigues capturaron a una princesa musulmana llamada Fátima. Posteriormente, Fátima y Gonzalo se enamoraron. Antes de su matrimonio ella fue bautizada, con el nombre Oureana. En honor de esta princesa reciben su nombre las ciudades portuguesas de Fátima y Ourém.

Esta princesa llevaba el nombre de una de las hijas de Mahoma, Fátima bint Muhammad, mujer de gran reverencia en el islam, quien recibió el título de al-Zahra, “la Brillante”, y Mahoma dijo de ella: “Tú serás la más bendita de todas las mujeres en el paraíso, después de María”. Porque los musulmanes guardan a la Virgen María el más profundo respeto, aunque no comparten nuestras creencias cristianas. Sorprendentemente, el santuario de Fátima, además de recibir a peregrinos cristianos, también ha atraído a un gran número de musulmanes.

El sacerdote Miguel Ángel Ayuso, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, señaló en el VIII Encuentro de Oración Islámico-Cristiana en 2014, que “la Iglesia católica reconoce que los musulmanes honran a María, la Virgen madre de Jesús, e incluso la invocan con piedad. (…) María es mencionada varias veces en el Corán. El respeto por ella es tan evidente que cuando se la nombra en el Islam se añade “Alayha l- salam’ (la paz sea con ella)”.

Fulton Sheen dijo: “¿Por qué la Santísima Virgen, en este siglo XX, debió haberse manifestado en un insignificante pequeño pueblo de Fátima, para que a todas las generaciones futuras la conocieran como “Nuestra Señora de Fátima”? Como nada sucede fuera del cielo sin la delicadeza de todos los detalles, creo que la Virgen escogió ser conocida como “Nuestra Señora de Fátima” como una promesa y un signo de esperanza para el pueblo musulmán y para asegurar que quienes le muestran gran respeto, algún día también aceptarán a su Divino Hijo”.

En definitiva, la Santísima Virgen María en Fátima nos llamó a rezar por la paz del mundo. Hoy, cuando se recurre a la violencia en el nombre del islam, es más necesario que nunca recurrir a Nuestra Señora de Fátima. Ella puede ser la gran intercesora para que, algún día, el islam se convierta al verdadero Dios. Y para que en el mundo reine la paz.

¿Y la Mano de Fátima? Es un amuleto islámico que rememora a la hija de Mahoma. No es un símbolo cristiano, aunque en España y Portugal podemos encontrarlo en las fachadas de templos católicos antiguos, porque durante la invasión de los moros fueron mezquitas, muchas de ellas habiendo sido también sinagogas, después templos cristianos, luego mezquitas y, por último, nuevamente templos cristianos. El punto es dejar claro que la Mano de Fátima no tiene relación con la Virgen de Fátima; a Ella, honrémosla rezando el Rosario, como nos lo ha pedido.

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