“Yo me dedico a decir la verdad, no tanto como quisiera, pero tanto como me atrevo, y me atrevo un poco más a medida que pasan los años”. Michel de Montaigne (1533-1592).
En medio del denominado Renacimiento francés, es decir, en la turbulencia de la polarización religiosa del siglo XVI por las guerras de religión, la inestabilidad política y los conflictos civiles que dominaron la vida en Francia desde el comienzo de las sangrientas masacres como la del Día de San Bartolomé, el 24 de agosto de 1572, es donde encontramos al filósofo, autor y actor político: Michel de Montaigne.
Ahora, este no es el contexto, ni la manera, en que estamos acostumbrados a conocer a Montaigne en el aula de clase o, en presentaciones académicas sobre su libro más reconocido, los Ensayos, en donde se sirve un plato que contiene su vida personal, pero no la política. Usualmente, digo, recibimos un muñequito de papel cortado de una presentación del profesor: un Montaigne lavado, planchado y anestesiado, quien habla con el papel y la tinta, aislando el componente de su vida pública.
Este Montaigne escribe de sí mismo y su vida interior —su arrière boutique (la parte trasera de la tienda de una persona donde el ser público, en esta metáfora, es exhibido; pero donde no se ve la vida secreta y privada que está escondida atrás). ¿Quién no recuerda la visión de Montaigne, el personaje total, resumido en su famoso dicho ¿Que sais-je? (¿Qué sé yo?), que nos enseña su estoicismo, que, irónicamente o, por casualidad, es, teleológicamente congruente con una visión precursora de la Ilustración, el Siglo de las Luces, y la Revolución francesa?
Sacamos del gabinete otra parte de la vida del monsieur Michel de Montaigne para ubicarlo en su contexto histórico y verlo un poco más completo –un ejercicio que siempre es saludable para el entendimiento. Enumeraremos eventos políticos de la Francia del siglo XVI cuando vivió Montaigne –completo y entero– y que lo marcaron, además con la posibilidad de instruirnos con su manera de vivir la vida. Para ello, tenemos que dibujar el contexto en el que escribió.
Comenzamos con la formación de la Compañía de Jesús, por el soldado español Ignacio de Loyola en 1534, que en Francia fue percibida como una orden religiosa de España porque todos sus primeros superiores generales fueron españoles, en un período en que las dos naciones estaban continuamente en guerra. Además, Francia estaba en medio de sus propias guerras civiles domésticas, políticas y religiosas entre católicos y hugonotes (calvinistas franceses, seguidores de Juan Calvino) en el escenario que se desprendió después del año 1519 cuando Martín Lutero pegó sus tesis en la puerta de la capilla de la Universidad de Wittenberg y avaló la irrupción de la Reforma Protestante. Tanto para los Jesuitas como para los franceses católicos, Montaigne incluido, los hugonotes eran herejes.
A lo largo de su vida Montaigne vivió ocho guerras civiles y sirvió durante ellas como embajador y negociador entre Enrique II, Enrique de Navarra y Catalina de Medici. Fue elegido alcalde de Bordeaux, la cuarta ciudad más grande de Francia. Vale la pena tomar nota que la regente madre para el rey de Francia, Carlos IX, era Catalina de Medici (1519-1589) y que Richelieu fue nombrado cardenal en 1622.