Óscar Alberto Martínez, el joven de 25 años que murió ahogado en el río Bravo, de México, junto con su hija Valeria, de 21 meses, era aficionado del equipo Alianza. Por eso ayer, antes de ser sepultado con la bebé en el cementerio La Bermeja, de San Salvador, sus amigos colocaron sobre el ataúd una bandera de la Barra Brava y dos bombos que utilizan los seguidores del equipo.
En el féretro de la niña los dolientes pusieron un peluche y varias flores blancas, según reportó el periódico El Mundo de España, que logró filtrarse en el funeral a pesar de que la familia había impedido el ingreso a periodistas porque quería una ceremonia privada.
Al entierro de las víctimas -quienes murieron hace nueve días cuando intentaban llegar de forma ilegal a Estados Unidos- asistieron amigos y algunos funcionarios de gobierno y municipales. También llegó Mario Vega, pastor general de la iglesia Elim, en la cual se congrega la familia de Martínez.