A simple vista, parece todo bastante bien. Pero un repaso minucioso demuestra las carencias y dificultades que tienen los edificios del Gimnasio Nacional “Adolfo Pineda” de San Salvador, las canchas aledañas de baloncesto, el Gimnasio de Voleibol y la cancha de Voleibol de Playa, sumadas a los inmuebles administrativos de ambas Federaciones, donde las goteras son un enemigo.
Los problemas son comunes en este grupo de edificios, y son hasta compartidos con las infraestructuras que albergan a muchos atletas en la Villa Cari, el Palacio de los Deportes y El Polvorín. Los techos, los baños, los graderíos, las duelas son parte de la lista que engrosa los serios problemas de estos gimnasios y con los que están tratando de subsistir la Fesabal y la Fesavol.
Ambas Federaciones saben que depende de los reportes hechos al Instituto Nacional de los Deportes (Indes), las inspecciones que les realizan, y lo mínimo que hacen para tratar de superar sus obstáculos. Esos que, a la larga, intentan subsanar con sus propios fondos y que no están asignados para eso, ya que solo son para presupuesto administrativo y desarrollo deportivo.
Techos, duelas, cronómetros
Recorriendo las instalaciones del voleibol, y dando pasos por la cancha, se sienten bajo los pies los “bajones” de los huecos donde internamente ya la duela está muerta. No son unos pocos espacios, son distintos metros a lo largo y ancho de las canchas que necesitan cambios, porque a la larga esto también puede generar lesiones a los jugadores.