La mayoría de personas suele tener uno o varios lunares en el cuerpo. En ciertos casos esas machas son imperceptibles, pero en otros son muy notorias. La mayoría de veces no se trata de simples puntos de color marrón o negro, sino de pequeñas protuberancias de aspecto peculiar que surgen en varias partes, especialmente en el cuello, axilas y párpados, sin embargo, pueden aparecer en cualquier parte. Estos son conocidos como lunares de carne.
Según la dermatóloga Rhina Valladares, estas protuberancias, las cuales también son conocidas como acrocordones o papilomas, son pequeños tumores benignos en la piel.
“Miden unos tres milímetros de diámetro, son blandos y móviles. Se caracterizan por ser pequeñas lesiones que sobresalen de la superficie cutánea; pueden tener un tallo pequeño y delgado que conecta con esa área. Este tipo de lesiones son en realidad tumores benignos”, explicó la doctora Valladares.
La especialista aseveró que las formas de los lunares carnosos suelen ser irregulares y que no tienden a causar dolor, aunque a veces sangran, arden, pican o incluso pueden desprenderse de forma accidental debido a movimientos bruscos.
“Estos lunares no se dispersan a otras partes del cuerpo. Tampoco se contagian”, aclaró la doctora.
¿Por qué salen?
Hasta el momento no se sabe a ciencia cierta cuáles son los verdaderos motivos del crecimiento de los lunares de carne.
“Se ha llegado a creer que están asociados al roce de la piel, dado a que aparecen en zonas donde hay pliegues, por ejemplo, los párpados. También se les vincula al virus del papiloma humano. También se cree que podrían ser hereditarios. En ese caso, su aparición podría deberse a un componente genético”, refirió Valladares.
Los acrocordones afectan a cerca del 45 % de la población mundial y suelen aparecer desde los 20 años de vida en adelante, aunque son más frecuentes en personas mayores de 50 años.
Si bien son más comunes en personas mayores con sobrepeso o con diabetes, se les puede encontrar en todo tipo de personas, sin excepciones. Además, un solo individuo puede tener desde uno hasta cientos de estos lunares.
“Aunque no son peligrosos, hay que considerar que estos lunares podrían alertar sobre un desbalance hormonal”, advirtió la dermatóloga.
La doctora también aseguró que cuando se producen en grandes cantidades o sobre una base de piel más café y gruesa se sospecha de problemas asociados a la glucosa, como la diabetes u otras enfermedades. En estos casos, se debe consultar de inmediato al especialista.
Olvídese de eliminarlos con sus propias manos o métodos, es mejor buscar la asistencia de dermatólogo; será él quien determinará cuáles son los procedimientos adecuados para evitar causar daños severos en la piel.
Según ONsalus, entre los métodos que los médicos usan para quitar estos lunares en el cuello están la crioterapia, en la que se utiliza el frío o las bajas temperaturas; la electrocirugía, que se hace con un bisturí eléctrico; y la cirugía. Este último procedimiento se suele hacer en aquellos lunares de carne de mayor tamaño; la extirpación bajo anestesia local se hace con unas tijeras o bisturí. En algunos casos, puede ser necesario dar algunos puntos de sutura.
Valladares recomendó proteger la zona intervenida de la exposición solar, para evitar que se produzcan cambios en la pigmentación de la piel.
“Muchas veces la gente confunde los lunares de carne con las verrugas, sin embargo, son dos cosas totalmente diferentes”, dijo la dermatóloga.
Y añadió, “las verrugas son lesiones cutáneas cuya forma es variable y, por lo general, más visibles que los lunares. Son profundas, por lo que pueden afectar varias capas de la piel. Por eso, su extirpación no siempre es sencilla”.
Un artículo de la revista Mejor con salud advierte que al contar con irrigación sanguínea propia, las verrugas podrían causar sangrados abundantes si no se les extirpara usando el procedimiento médico adecuado.
“Su manipulación también podría causar dolor porque la verruga compromete terminaciones nerviosas. Su desarrollo está relacionado con un fallo del sistema inmunitario. A veces, se desprenden solas y desaparecen de forma espontánea”, concluye la publicación.