El presidente de la República, Nayib Bukele, anunció en el marco de la segunda fase del Plan Control Territorial, que será su hermano, Yamil Bukele, el nuevo presidente del Instituto Nacional de los Deportes (INDES), quien ocupará el cargo Ad honorem, es decir, sin cobrar un salario por su cargo.
“Es mi hermano, muchos los conocen por el deporte. Es el dirigente deportivo con más credenciales del país. Será presidente del Indes Ad honorem. El deporte es factor importante, lo vimos en la Alcaldía de San Salvador, pero ahora lo necesitamos acá”, explicó el mandatario durante una conferencia de prensa en Casa Presidencial en la que anunció que el deporte será uno de los elementos a incluir en las comunidades dentro de la nueva fase del plan de seguridad.
El presidente @nayibbukele anuncia el inicio mañana de la Fase 2 del #PlanControlTerritoral que se enfocará en llevar a las comunidades servicios como salud, educación, deportes. Se crea la Unidad de Tejido Social dentro de @gobernacion_sv pic.twitter.com/h4MIuIQVqV
— Secretaría de Prensa de la Presidencia (@PrensaBukele) 2 de julio de 2019
Yamil Bukele es presidente de la Federación Salvadoreña de Baloncesto desde diciembre del 2012, así mismo, es presidente de la Confederación Centroamericana y Caribe de Baloncesto (CONCENCABA) y Vicepresidente de FIBA Américas, así como ejecutivo de la instancia regional, a estos dos cargos fue electo en este 2019.
El nombramiento de la presidencia del Indes fue de los últimos en darse a conocer por parte del gobierno entrante de Nayib Bukele. Vale recordar que, debido a una de las reformas incluidas en 2016 a la Ley General de los Deportes, el presidente del Indes tenía que cumplir con 4 requisitos para poder optar al cargo.
El cuarto de estos, en el artículo 12, es que el nuevo presidente debía de salir de una federación. Debe “… ser miembro ser miembro de la junta directiva de una federación deportiva reconocida y registrada por el INDES”. Esto no ocurrió en los procesos de elecciones anteriores diferencia de los procesos anteriores, incluido el nombramiento en 2014 de Jorge Pérez Quezada, y eran cargos de “confianza”.
Los otros tres requisitos son: ser salvadoreño y mayor de 25 años; ser de moralidad y competencias notorias y estar de alguna manera vinculado al deporte.
El nuevo presidente enfrentará múltiples retos. Ya en 2021, tendrá que organizar un evento internacional del que el país fue sede por última vez en 2002, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que implican una fuerte inversión económica, una alta organización y un serio compromiso de preparación de los atletas.
La anterior gestión de Indes se desmarcó de entrada del deporte de alta competencia. Como resultado, solamente a nivel Centroamericano, el país cayó a la quinta posición (Juegos de 2017, en Managua). La apuesta central estuvo enmarcada en los Juegos Estudiantiles y en el Deporte Inclusivo, pero la administración de Quezada fracaso en el manejo puntual de los estímulos deportivos, la redistribución de los fondos, la comunicación directa con el atleta y las relaciones con el Comité Olímpico de El Salvador, todas situaciones que afectaron de una u otra manera a los deportistas salvadoreños.
Así mismo, fue una administración que, si bien invirtió en algunas remodelaciones de instalaciones deportivas, este rubro apenas fue tratado, como el mismo Quezada reconoció, lo que deja en condiciones lamentables mucha de la infraestructura básica del país.