Nayib Bukele asume el poder y advierte necesidad de medidas “amargas”

En su primer discurso el presidente de la República, Nayib Bukele, no dijo cómo cumplirá con obras de gran envergadura que ofreció durante su campaña; sin embargo, sus declaraciones fueron más conciliadoras.

Uno de los momentos destacables fue cuando el ahora mandatario se comunicó en lenguaje de señas, además mencionó que su gobierno invertirá en "megaproyectos" sin mencionar de cúales se tratan y que "nos toca pasar un poco de dolor" para sacar adelante al país

Por Eugenia Velásquez

2019-06-02 7:00:16

Nayib Bukele tomó posesión ayer de su cargo como presidente de la República frente al emblemático Palacio Nacional, en la plaza Cívica Gerardo Barrios, consciente de que recibe un país con graves problemas sociales, económicos y de seguridad, pero de los cuales no enunció ningún mecanismo de cómo planea resolverlos.

Brindó un discurso menos confrontativo en comparación con sus intervenciones como presidente electo, pero sin dar a conocer qué medidas tomará para cumplir durante su quinquenio con lo ofrecido en su plan de gobierno llamado “Plan Cuscatlán”. Sus palabras concretas fueron que la solución no será fácil.

“Nuestro país es como un niño enfermo, nos toca ahora a todos cuidarnos, tomar un poco de medicina amarga, sufrir todos, tener un poco de dolor y sacar adelante a nuestro niño que es nuestro país El Salvador. Sí habrán momentos difíciles, pero espero que me acompañen a tomar esas decisiones con valentía”, recalcó el presidente Bukele ante un público que lo ovacionaba sin cesar. Decenas de personas llegaron de madrugada a la plaza Cívica para escucharlo.

Al terminar su discurso el FMLN le respondió en un comunicado oficial que Bukele debe aclarar a qué se refiere con “medicina amarga. Ese lenguaje neoliberal suele asociarse a medidas como elevación de impuestos, despidos masivos, retrocesos en los programas y conquistas sociales, y en definitiva deterioro de la calidad de vida de la población”.

Para el FMLN, Bukele olvidó mencionar los grandes temas de país y cómo los resolverá, entre ellos, la no privatización del agua, la reforma de pensiones y la seguridad ciudadana. “Fue un discurso superficial dirigido a sus seguidores ignorando la diversidad política y social de nuestro país”, reza parte del comunicado del FMLN.

Contrario a la posición del partido de izquierda; ARENA informó en su comunicado que “le extiende la mano al presidente Bukele para que pueda hacer un gobierno correcto apegado a nuestras leyes e institucionalidad. ARENA espera que este nuevo gobierno no cometa los errores del anterior y deje la prepotencia”, explicó la dirigencia arenera.

“Este día se cierra una de las más tristes épocas para el país, se termina una década de errores que causaron mucho sufrimiento para la población y que será recordada por los excesos de sus funcionarios, su negligencia, su ineptitud, por los miles de homicidios, por los hospitales y escuelas colapsadas y por el retroceso en general de todos los índices que miden el progreso de un país”, reiteró ARENA.

Nutrida asistencia

Cientos de personas llegaron desde distintos puntos y departamentos del país desde la madrugada a reservar un espacio en la Plaza Cívica y poder estar en primera línea para presenciar la toma de posesión.

Una vez que el diputado Mario Marroquín de ARENA pasó lista a los diputados inició el evento con 83 diputados presentes y la ausencia del sub jefe de fracción del FMLN, el diputado Jorge Schafik Hándal, quien se incorporó posteriormente al pleno.


El acto de toma de posesión inició minutos después de las nueve de la mañana. La juramentación del presidente de la República necesita de al menos la presencia de 43 diputados de la Asamblea, según lo dicta la Constitución de la República.

Arzobispo Escobar Alas pide unidad

El Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, bendijo el nombramiento del nuevo presidente y oró porque Dios “le conceda a él y a su gabinete de gobierno que su santo espíritu ilumine sus mentes y mueve sus voluntades para que puedan tomar las mejores decisiones en beneficio de este pueblo”, reflexionó.

El Arzobispo pidió al nuevo gobierno erradicar la “inequidad existente, la exclusión social y la impunidad”. Además, instó a los tres poderes del Estado a unirse “para que todos juntos con tu ayuda podamos superar el gravísimo flagelo de la violencia fratricida que nos está aniquilando poco a poco”, agregó.

Minutos después, el presidente saliente Salvador Sánchez Cerén se quitó la banda presidencial tras haber gobernado 5 años de los 10 años que el FMLN tuvo el Ejecutivo, se la entregó al presidente de la Asamblea, Norman Quijano, de ARENA, quien procedió a hacer la investidura oficial del presidente Bukele.

Discurso con simbolismo

Una vez juramentado, el nuevo presidente de la República inició su discurso impregnado de mucho simbolismo y con ausencia de anuncios oficiales concretos, al punto que al finalizar sus declaraciones hizo jurar a mano alzada a los asistentes al acto que “defenderán lo conquistado el 3 de febrero”, que “cambiarán el país contra todo obstáculo, contra todo muro, contra todo individuo” y que “nadie se interpondrá entre Dios y su pueblo para cambiar a El Salvador”.

Elogió la laboriosidad de los salvadoreños, de quienes dijo que horas después del fuerte temblor de hace unos días en la madrugada salió a las calles a trabajar como si nada; que cumplió su promesa de que los salvadoreños serían los invitados especiales a su toma de posesión al hacer el traspaso de mando en la Plaza Cívica.

“El Salvador como lo conocemos es un país que ha sufrido mucho, es un país que nos ha tocado reconstruir, ha enfrentado terremotos, ha enfrentado gobiernos corruptos, ha enfrentado tragedias y, sin embargo, hemos salido adelante, a pesar de todo eso estamos aquí”, sostuvo.

Reconoció que algunos dirán que cómo hará posible lo que gobiernos anteriores han prometido y no cumplieron, de que habría “prosperidad” de que combatirían la “inseguridad”, de que tendrían “vivienda digna, agua potable, hospitales con medicinas ¿cuántas veces hemos escuchado eso antes y siempre ha sido una mentira, siempre han sido promesas rotas”, explicó Bukele.

La diferencia, dijo, es que esta vez el cambio no vendrá del presidente de la República, ni de un político, sino de “cada uno de nosotros”, haciendo lo “que nos corresponde”, acotó.

“Tenemos sólo cinco años no para pasar la página de la pos guerra, del bipartidismo, eso ya lo hicimos antes, podemos hacer de El Salvador un ejemplo para el mundo, de sacarlo adelante, si luchamos por eso, con la ayuda de Dios y con el trabajo de todos nosotros”, afirmó Bukele.

Ejemplo de eso es que “debemos dejar de matarnos, de botar basura en la calle. Nuestro país va a avanzar no tengo ninguna duda cuando veo la cara de cada uno de ustedes, porque ustedes mismos se encargarán de que se haga realidad. Que se acaba el tiempo que un grupo empujaba hacia un lado y otro hacia otro lado, de ahora en adelante todos empujaremos hacia adelante, hacia donde queremos ver a nuestro país”, afirmó.

También afirmó que gobernará no sólo para los 7 millones de salvadoreños que viven en el país, también para los más de 3 millones de compatriotas alrededor del mundo.

Gabinete de Gobierno en secreto

También habló de que ha escogido al mejor Gabinete de Gobierno integrado por primera vez en la historia reciente con paridad de género.

Bukele habló de no reciclar funcionarios de administraciones anteriores, pero ayer nombró a Nelson Fuentes como ministro de Hacienda, cargó que ocupó en el gobierno anterior desde marzo de 2018 cuando Carlos Cáceres fue removido del cargo.

También juramentó a Rogelio Rivas, expresidente del Instituto de Desarrollo Municipal (ISDEM) como el nuevo ministro de Justicia y Seguridad.

Además de las ocho funcionarias que fueron dadas a conocer previamente por Bukele en redes sociales, se suman: María Luisa Hayem Breve, como ministra de Economía; el sindicalista municipal de Astram, Óscar Rolando Castro, fue juramentado como ministro de Trabajo; como ministro de Defensa Nacional, René Francisco Merino Monroy; el nuevo ministro de Agricultura y Ganadería, Pablo Salvador Anliker Infante.

La juramentación fue en un salón interno del Palacio Nacional en secreto. No hubo acceso a ningún medio.