Esta es la última semana que Daniel Flores corta las piezas de tela para realizar un traje en su taller sobre la avenida Baden Powell, en San Salvador.
Luego de 33 años de mantener su sastrería en la misma ubicación y desde ahí vestir a numerosos hombres de negocios, figuras de la vida política, líderes religiosos y miembros de la alta sociedad salvadoreña, don Daniel trasladará su negocio al otro lado de la ciudad para estar más cerca de sus clientes.

Él ha dedicado más de 65 años de su vida a practicar el arte de la sastrería. Su pasión por el buen vestir ha hecho que más de tres generaciones de hombres, y algunas mujeres, vistan con orgullo y distinción sus prendas.
A sus 12 años se inició como aprendiz en un taller de sastrería, trabajaba por la comida y una paga de 15 colones a la semana (menos de $2, actualmente). A los 16 años viajó a Honduras para seguir aprendiendo diferentes técnicas especializadas en la elaboración de chaqué, esmoquin y frac. Al regresar al país trabajó en varios talleres antes de montar su propio negocio.
Don Daniel fue la última generación de sastres salvadoreños que pudieron aprender de la mano del maestro Caruso, toda una institución de la costura artesanal con sello italiano.

Para hacer un traje desde el momento en que se toman las medidas, hasta que se terminan las piezas, pueden pasar hasta cuatro días, dependiendo de la urgencia del cliente.
Con nostalgia recuerda que entre su lista de clientes figura el ex presidente de la República Francisco Flores (QEPD), para quien confeccionaba pantalones cortos desde pequeño. “Su padre lo traía a mi taller desde cipote y cuando llegó a la Presidencia seguía confiando en nuestro taller para hacer todos sus trajes”, afirma don Daniel.

La calidad de sus prendas le ayudó a crear fama entre el circulo político salvadoreño. En su lista de clientes también se encuentran diputados de la Asamblea Legislativa. el ex secretario de las Naciones Unidas, Boutros Boutros Ghali (QEPD); incluso el líder evangélico Edgar Lopez Bertrand (QEPD) lo llegó a llamar “el Versace de la moda masculina en El Salvador”.
Actualmente, entre sus pedidos están los de cuatro personalidades que asistirán este 1° de junio a la juramentación del nuevo presidente, Nayib Bukele. Respetando la confidencialidad de sus clientes, don Daniel no reveló los nombres, pero le preguntamos cómo podíamos identificar sus creaciones. Con orgullo y satisfacción dijo: “Los que estén mejor vestidos”.

Gracias a su experiencia vistiendo a figuras de la vida política, le preguntamos qué le aconsejaría usar al presidente electo Nayib Bukele para la toma de posesión del próximo 1 de junio en la Plaza Barrios.
Don Daniel cree que una chaqueta de cuero y jeans serían la opción más apegada con su estilo personal. Para la recepción posterior al acto protocolario, don Daniel cree que un traje formal en color azul y pañuelo a juego, sin corbata, como es costumbre verlo, es la opción más adecuada para el presidente electo.

A sus 77 años, don Daniel Flores se enfrenta al declive de la sastrería en El Salvador. Durante la mejor época de su negocio llegó a dirigir hasta 30 colaboradores en su taller. Ahora son seis hombres y una mujer los que le ayudan, junto a su esposa, a elaborar y gestionar los pedidos.
El secreto de su negocio ha sido saber adaptarse a los gustos de los clientes sin perder la esencia de la sastrería. La calidad de sus prendas y su simpatía con la gente lo hacen mantenerse como uno de los pilares más longevos de la moda hecha a la medida.
