AHUACHAPÁN. La LagunaEl Espino, en Ahuachapán, es un potencial turístico para el municipio, pero anualmente descargan en ella 37,000 metros cúbicos de aguas grises, producidas por 3,126 hogares que se ubican en su alrededor.
Por si fuera poco, a la laguna también llegan los químicos que usan en los cultivos de los contornos, los desechos sólidos y el detergente de quienes llegan a lavar ropa.
Un reciente estudio de la Unidad Ambiental y Servicios Públicos de la alcaldía de Ahuachapán reveló que este cuerpo de agua está en una etapa de degradación reversible; pero también reconoce que de no tomarse acciones podría convertirse en “una gran cloaca que genera malos olores, proliferación de insectos, vectores de enfermedades respiratorias y gastrointestinales”.
Esto último, de acuerdo con el documento es debido a que la acumulación de nutrientes de origen biológico y químicos en el agua, provenientes de la agricultura y las aguas grises, acelera la eutrofización, que es el proceso de contaminación más importante de las aguas y que consiste en la proliferación descontrolada de cianobacterias (algas del tipo fitoplanctónicas).
Estos “organismos, que consumen gran cantidad de oxígeno, se alimentan de fosfatos y CO2 a través de la fotosíntesis y generan un amplio espectro de toxinas que envenenan a los demás seres que habitan el mismo ambiente o consumen el agua”, expone el estudio.