A las 6 de la tarde del pasado lunes 20 de mayo, Daniel Alberto Ortega Santos salió de su casa en el municipio de San Juan Nonualco, La Paz, en donde vive junto a sus padres. No había razón para pensar que aquella fuese una salida diferente a cualquier otra que el joven de 26 años hacía a diario. Abordó su automóvil y tomó rumbo desconocido.
El vehículo en el que se transportaba fue encontrado abandonado y casi desmantelado a la mañana siguiente, pasadas las 8 de la mañana, cerca de una estación de gasolina sobre la carretera que conduce a Comalapa. Desde entonces, de Daniel no se sabe nada. Su familia intentó comunicarse con él cuando notaron que no regresó a dormir a casa.
Le escribieron a través de un servicio de mensajería instantánea y, al no obtener respuesta del joven, llamaron directamente a su teléfono celular. El aparato sonó en repetidas ocasiones sin que nadie contestara. La última conexión del dispositivo quedó registrada a las cero horas y 21 minutos del miércoles y para la una de la tarde de ese día, el teléfono había sido apagado por completo y las llamadas ya eran desviadas al correo de voz.
El automóvil en el que Daniel dejó su hogar es un Hyundai Elantra año 2010, color gris. Fue encontrado por la Policía unas horas después que la familia interpusiera la denuncia por la desaparición del joven, el martes por la mañana. Se encontraba en un predio baldío. Estaba abierto y todo en su interior había sido saqueado, incluso el neumático de repuesto. Además tenía golpes visibles en diferentes partes del chasis.
“Algo que nos preocupa mucho es que el carro haya sido abandonado”, declaró Marcela Ortega, hermana de Daniel. “Él cuida mucho su carro y no lo dejaría, mucho menos en esas condiciones”, señaló. También confirmó que tras la denuncia, las autoridades no han mostrado mucho interés en dar con el paradero de su hermano. Únicamente le aseguraron que investigarán la zona del hallazgo del vehículo y las últimas llamadas del joven.