Inscritos en la planilla del ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua y recibiendo salarios “de lujo” en un país pobre y con seguros médicos para ser atendidos en el Hospital Militar, el cual en su web se oferta como “uno de los más novedosos de la región, con tecnología de punta y equipos de última generación…”, así es parte de la vida de los prófugos Mauricio Funes y su hijo Diego Roberto Funes Cañas, en Managua, Nicaragua.
Pero ¿quién es Funes Cañas, el empleado de la Cancillería nicaragüense? Este salvadoreño huyó junto con su padre, el exmandatario Mauricio Funes, meses antes que se encontraran indicios de enriquecimiento ilícito por $702,000, en un primer momento. Este monto luego se incrementó a más de un millón que no supieron justificar, en una investigación que finalizó con el fallo de la Cámara Segunda de lo Civil, la cual ordenó a Funes y a su hijo Diego Roberto, devolver $419,145. Las magistradas resolvieron que el expresidente y su hijo incrementaron su patrimonio sin poder justificarlo legalmente. Por eso le ordenaron a Funes devolver al Estado $206,660.55; y su hijo debe devolver $212,484.54.
Las investigaciones del caso Saqueo Público, en el que se acusa a Mauricio Funes de orquestar el desvío de $351 millones de las cuentas de la Presidencia, dejaron al descubierto que el imputado y prófugo Funes Cañas había lavado unos $382,777. En el caso del exmandatario se le acusa de haber lavado 10 millones 446 dólares.
Además de haber gozado de viajes de placer por unos $102,984 (ver gráfico), Diego Funes manejó $117,444 en sus cuentas bancarias e hizo compras de vehículos por $154,000, de acuerdo con las investigaciones fiscales.
Hace una semana trascendió que Diego Funes Cañas tiene plaza en la Cancillería de Nicaragua, por lo cual recibe $1,400 mensuales (47,250 córdobas), y el exmandatario recibe desde septiembre de 2017 (un año después de haber huido a ese país) 90,080 córdobas que equivalen a 2,750 dólares mensuales, aunque no se sabe que tipo de función desempeña en esa entidad.
Para la justicia de El Salvador ambos son prófugos al tener cuentas pendientes con el Estado por enriquecimiento ilícito y por estar implicados en lavado de dinero.
En el caso del expresidente Funes son cinco procesos penales por los que es demandado; entre ellos por recibir $3.5 millones en sobornos de la empresa italiana Astaldi a cambio de rescindir un contrato de construcción de la presa El Chaparral, en el que se erogaron $108 millones con el 30 por ciento de la construcción. Es procesado también por dar dádivas al exfiscal general Luis Martínez, quien está preso en Mariona.
Diego Roberto Funes Cañas es hijo del primer matrimonio del exentrevistador con Regina Cañas, quien también es prófuga por haber fraguado un préstamo de 95,000 dólares para su hijo.
El 6 de febrero de 2010, los imputados Luis Antonio Flores Mancía y Regina María Cañas Rivera, acudieron ante el notario Mario Alexander Quezada Peña (el primero como acreedor y la segunda como deudora) “para simular un contrato de mutuo, bajo el cual el señor Flores Mancía supuestamente entregó 95,000 dólares a la señora Regina María Cañas Rivera, destinados para consumo personal, estableciéndose que los desembolsos serían entregados a solicitud de la deudora con un plazo de un año”, acusa el ministerio Público.
En la acusación que la Fiscalía presentó ante el Juzgado se establece que Funes Cañas habría recibido depósitos hasta por $279,000 sin tener fuente lícita de esos fondos.
Como parte del proceso judicial en su contra por presuntamente haber saqueado $351 millones de fondos públicos, la Fiscalía tramitó desde septiembre de 2018 la extradición de Funes, su actual pareja y sus hijos, quienes viven asilados en Nicaragua.
Un viajero muy frecuente
En 2011, Diego Funes Cañas reportó un ingreso de $2,182.50, mientras que el monto no justificado por este entre 2009 a 2014 fue de $376,777.31. Dinero de fondos públicos que utilizó para su recreación y pagos de tarjetas de crédito.
Después de sus entonces familiares brasileños que abarcaban hasta un cuñado, Diego Roberto fue uno de los que más viajó por bajo la cobija de su papá y del dinero de los contribuyentes salvadoreños.
La Fiscalía General estima que gastó 102,984 dólares solo en viajes, “solo por ser hijo del presidente”. En relación a dichos viajes, el testigo Antonio Olivares Pimentel, miembro entonces del Estado Mayor Presidencial y quien era seguridad de Diego Funes, acompañó en viajes a dicha persona, y dijo al ministerio Público que “en viaje a la ciudad de Antigua Guatemala por vacaciones, se estuvieron alrededor de cuatro a cinco días, los gastos fueron pagados por Casa Presidencial, ya que al compareciente le entregaron el dinero en efectivo para cubrir los gastos de transporte, alimentación y hotel para todo el personal de la seguridad”.
A lo largo de los cinco años, según la Fiscalía, el exmandatario asilado en Nicaragua gastó 4.5 millones de dólares en viajes de placer a distintas partes del mundo, y entre los viajeros estaban Funes Cartagena, sus hijos, sus padres y cuñada; su entonces esposa Vanda Pignato y familiares; su entonces amante y ahora compañera de vida, Ada Mitchell Guzmán Sigüenza, y sus familiares. Esos viajes costaron alrededor de $1,253,890.37, según datos proporcionados por dos agencias de viajes.
Con guardaespaldas, la suegra y…
Según un testigo: En dos viajes de Funes Cañas a Panamá, “en las dos ocasiones fueron tres personas; dos agentes (de apellido Deras y García). En esa ocasión era el joven Diego Funes, mayor de edad… y una muchacha de nombre Belgika, la novia del joven”. En esa ocasión se hospedaron Diego, su novia, la cuñada y la comitiva… en el mismo hotel”
El mismo testigo le dijo a los investigadores que en algunos viajes los acompañó la señorita Bárbara Cañas y la señora Delsy Menjívar hermana y madre de su novia, respectivamente.
Otra de las conductas sospechosas del ahora empleado de la Cancillería de Nicaragua es que sus operaciones de venta de vehículos reflejan supuestas pérdidas.
Para el caso vendió una camioneta Ford Ecosport XLS, año 2008, por $10,000 y que de acuerdo con las experticias le representó una pérdida de $7,500.
Al verificar otras cinco transacciones de automotores, vendidos por un monto de $46,900, también reflejó una pérdida de $31,600, lo que para el ministerio público no es normal en el negocio de compra y venta de vehículos, “pero en el caso de este imputado, realmente no ha tenido pérdidas pues debe recordarse que cualquier cantidad que el lavador logre posicionar ante terceros que proceden de una fuente licita, ya es ganancia, pues es precisamente la pretensión del delincuente”.
Funes y su actual núcleo familiar y sus dos hijos mayores residen desde 2016 en Nicaragua, país que además de darles protección ahora los tiene en la planilla estatal, aunque para la justicia salvadoreña son dos prófugos, acusados de lavado.