SONSONATE. Vasijas, ollas, platos, cucharas, tenedores y hasta lámparas, todas hechas de barro, abundan en la casa de la familia García, ubicada en el barrio El Rosario, caserío El Rincón, de Santo Domingo de Guzmán, en Sonsonate.
Las artesanías no solo son una expresión del arte que han adquirido de generación en generación, sino que, además, se han convertido en un negocio que les provee comida, educación y todo lo necesario para subsistir día con día.
“La mayor parte de la gente del municipio trabaja en esto, porque no es estudiada para ir a pedir trabajo en una oficina. Esto no deja la gran cosa, pero, por lo menos, da para comprar los frijoles”, señaló Nicolás Santos García.
El hombre, junto a su esposa Adelina de García, son los dueños del taller El Rinconcito de mi Pueblo, un negocio instalado, desde hace 35 años, en la casa de la familia.
Junto a los esposos trabajan en el taller cinco de sus siete hijos, tres varones y dos hembras. “Las otras dos mujeres ya se acompañaron y tienen sus propios talleres”, indicó Nicolás.
“El aprendizaje de este arte viene por tradición, cuando yo era pequeñito mi abuela trabajaba el barro, porque la familia de ellos eso hacía, después mi mamá, mis hermanas, mis tías, es decir aquí en Santo Domingo desde que uno nace va agarrando el ritmo de este arte”, explicó Nicolás.
Agregó que en el caso de su matrimonio ha sido su esposa, Adelina de García, quien se ha encargado de enseñarles a sus hijos y ahora a sus cuatro nietos. En los últimos años algunas instituciones también han dado apoyo a los talleres del municipio con capacitaciones de emprendedurismo, que han ayudado para que ya no se elaboren solo ollas, sartenes y comales.
“Nosotros ahora somos de los pocos talleres que hacemos una variedad de artículos como ollas, vasijas, lámparas, sartenes, jarrones, oasis, floreros, comales, tostadores y adornos. Los comales y las ollas andan entre un dólar y los 10 dólares dependiendo el tamaño”, apuntó Nicolás.
El matrimonio García comentó que el arte del barro les ha servido para darle educación a sus siete hijos. Ellos también han recibido becas debido a sus excelentes calificaciones.
Añadió que a pesar de que la venta de los artículos de barro ha bajado en los últimos años, el negocio les ha ayudado para tener y pagar todo lo que necesitan como familia y que han aprovechado en agosto, noviembre y diciembre, temporadas en las que sus artículos tienen mayor demanda.