La cultura de nuestro tiempo propicia y ampara todo lo que entretiene y divierte”, explicó el Nobel Vargas Llosa en una columna del año 2007 en El País, esbozando los grandes rasgos de lo que aterrizaría en su magistral ensayo, cinco años después que bautizó con el mismo título que el artículo en el rotativo español: “La Civilización del Espectáculo. Interesante, pero ¿qué quiere decir civilización del espectáculo? La de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal … convertir esa natural propensión a pasarla bien en un valor supremo tiene consecuencias inesperadas: la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad y, en el campo de la información, que prolifere el periodismo irresponsable de la chismografía y el escándalo… De este modo sistemático y a la vez insensible, no aburrirse, evitar lo que perturba, preocupa y angustia, pasó a ser, para sectores sociales cada vez más amplios de la cúspide a la base de la pirámide social (La Civilización del Espectáculo. Alfaguara, Pág. 34)
Así vemos cómo el presidente electo, Nayib Bukele, ha transformado la elección de su gabinete en algo más allá de un mero acto protocolario donde se presenta la plancha de funcionarios públicos, y la ha convertido en algo que la gente espera, comenta, discute y hasta diría que más de alguno hace apuestas. Es sin duda, además de entretenido, es una manera diferente para encender el interés de las personas en política, tal y como explicó el doctor Picardo Joao en una reciente columna “El Gobierno como entretenimiento”.
Sin entrar en el fondo de los nombramientos efectuados a cuenta gotas por el presidente electo Bukele (pues se trata de tres mujeres con perfiles interesantes y que además debemos blindar con el beneficio de la duda pues todos navegamos en el mismo barco) sí es necesario señalar algunos aspectos de forma: primero, que si bien la novedad genera interés, no debemos olvidar que aún quedan algunos días de los actuales funcionarios y en razón al cargo que ostentan, merecen respeto, por lo que no me parece oportuno que se señalen errores o se venga a decir que no han hecho nada. ¿De qué forma contribuye invalidar al prójimo? Ya ganaron y eso es más que una señal suficiente para comprender que la razón está de su lado.
Segundo, ¿cómo nos verán otras naciones si invalidamos a nuestros actuales funcionarios? ¿No creen que eso afecta la imagen país? Sabemos que el presidente Sánchez Cerén está lejos de pasar a la historia como el mejor de los ocupantes de Casa Presidencial, pero no es correcto denigrarlo, menos en una conferencia de prensa. No debemos olvidar que todos somos gotas de agua que formamos parte de un vasto océano que conforma la nacionalidad que nos une: el ser salvadoreñas y salvadoreños. Como tal, deben procurar evitar descalificar a sus predecesores y dejar que sus acciones hablen por ustedes. Debemos construir, no destruir, ya que con la misma vara que juzgamos, seremos juzgados.
Les deseo mucha suerte en sus gestiones y que antes de declarar algo, que lean la oración de “Hazme instrumento de tu paz”, pues El Salvador, para salir adelante, requiere conciliación, no invalidación.
Autor y Abogado Fundador de HDuarte Legål & Fundación Igualitoswww.Hduartelegal.com