A pesar de sus limitaciones económicas, el joven artista de Coatepeque, Santa Ana, ha sabido aprovechar al máximo su talento. Su constancia, sus deseos de superación y su calidad artística le han permitido formarse y mostrar sus obras fuera de El Salvador.
Convicción y perseverancia. Estos son los dos valores que rigen la vida del pintor y muralista salvadoreño Abraham Osorio .
Son esas dos cualidades, entre otras, las que le han brindado satisfacción a raudales, tanto a nivel personal como profesional.
Sus retratos, cargados de un impresionante realismo, reflejan las emociones que a diario experimentan los salvadoreños, sobre todo los niños y los adultos mayores de la zonas rurales. En sus creaciones se evidencian la alegría, la esperanza y los deseos de vivir de nuestra gente, pero también muestran tristeza, abandono y vulnerabilidad.
“Vivo en ese escenario todos los días. Veo a muchos ancianos y niños con tantos problemas. Eso es lo que me inspira en la creación de mis murales”, manifestó Osorio, residente del cantón El Tinteral, del municipio de Coatepeque, Santa Ana.
La especialidad de este joven artista es el grafiti, sin embargo ha tenido éxito con sus pinturas en lienzos.
Parte de la muestra “Repercussion”. Foto EDH / Josué Parada
Su arte urbano, caracterizado por rostros en tonos grises con detalles coloridos a su alrededor, ha sido expuesto en diferentes pueblos y ciudades, no solo de El Salvador, sino también de Europa y Sudamérica.
Uno de los recintos que actualmente expone su trabajo es la Galería Gris 86, en Plaza La Capilla, de la colonia San Benito, en San Salvador. Ahí exhibe su colección titulada “Repercussion”.
“El joven de hoy en día ve de menos a las personas que se encuentran en el ocaso de sus vidas, no se percata de que en el futuro vivirá esa etapa. Esa actitud negativa puede tener una grave repercusión. Y lo que damos es lo que recibimos”, reflexionó Osorio.
El artista también tiene murales en San Salvador (en el Museo del Ferrocarril) Panchimalco, Santa Ana, Ciudad Arce y Coatepeque.
Crecimiento continuo
Su deseo de incursionar en el arte nació en 2012, cuando tuvo la oportunidad de apreciar de cerca la obra del pintor nacional Miguel Ángel Ramírez.
“Antes de conocerlo en Panchimalco no sabía nada de arte. (…) Al ver su obra me dije ‘esto quiero hacer el resto de mi vida’. Definitivamente, fue amor a primera vista”, manifestó el pintor de 29 años de edad.
Desde que sintió ese “flechazo” por el arte, Osorio no ha parado de trabajar, de crear y de crecer.
Rostro de anciana de Panchimalco. Foto EDH / Josué Parada
Su inquietud y su férreo deseo por conocer el fascinante mundo de las artes plásticas lo llevaron a participar, primero, en algunos cursos de arte en la Casa de la Cultura de Antiguo Cuscatlán y, luego, en un curso libre de pintura al óleo en el Centro Nacional de Artes (Cenar). Sin embargo, en este último lugar sintió que los conocimientos que le impartían no lo “llenaban”. Su anhelo era dedicarse al arte urbano, ese que engloba tanto al grafiti como a otras formas de expresión artística.
“Sabía que tenía habilidades, pero nunca imaginé que gracias a estas se podía vivir. Decidí irme a la calle. Compré materiales y empecé a pintar en muros. Para poder financiar mi arte trabajé en oficios varios en una casa. Luego, en 2013, laboré en una maquila”, recordó el pintor nacional.
Según el muralista, su deseo de convertirse en artista no surgió con la intención de alimentar su ego o tener tanta notoriedad, sino, la de mostrar en las comunidades el fruto de su talento nato y expresar la problemática que se vive en el país.
“Quería compartir el arte a la gente que no tenía acceso a él. Deseaba llevar mis obras a los pueblos, cantones y comunidades. Al hacerlo descubrí que eso era lo que más satisfacción me daba”, comentó.
A pesar de sus limitaciones económicas y de contar solo con su título de bachiller, Osorio decidió dar un paso más grande y firme en su trayectoria.
Después de trabajar en un importante proyecto artístico y con la convicción de que lejos de su tierra natal hallaría nuevas oportunidades y que ampliaría sus conocimientos emprendió un viaje a Austria.
“Fue en 2017; a través de Internet me comuniqué con personas que estaban conectadas con el arte urbano de ese país. Durante algunos meses viví ahí; tuve la oportunidad de conocer a varios artistas, de los cuales aprendí mucho”, confesó el pintor.
Mural del artista salvadoreño en Polonia. Foto EDH / Cortesía
Del país de Schubert, Haydn y Strauss partió hacia Polonia, posteriormente se dirigió a Brasil, donde, según él, “la escena del arte urbano es exagerada”. Tras dos meses en ese país sudamericano volvió a El Salvador, y lo hizo nutrido de nuevos conocimientos.
Su espíritu inquieto y su perseverancia lo condujeron más tarde a Portugal y luego a Suiza, a este último país lo invitaron a participar en el Vision Art Festival 2018. Luego regresó a Brasil para exponer en la IV Bienal Graffiti Fine Art 2018.
Ahora que ha alcanzado el éxito, Osorio destaca lo importante que ha sido para él luchar por sus sueños y no dejarse amedrentar por los obstáculos.
“La decisión de dedicarme al arte fue muy complicada, pero con esfuerzo seguí adelante. Este trabajo tiene sus altos y sus bajos, como todo en la vida, sin embargo, yo vivo gracias a él. Ya no hay marcha atrás”, aseguró el joven, quien este año tiene planeado hacer otras dos exposiciones, una en cancillería de El Salvador y la otra en Denver, Colorado, Estados Unidos.
Colorido mural en Austria. Foto EDH / Cortesía
Exposición
“Repercusión” es la exhibición de Abraham Osorio, instalada en la Galería Gris 86, propiedad del artista Roberto Rivera.
Las piezas de Osorio llegaron a ese lugar por azares de la vida. “Un día, en un almacén, Roberto vio un trabajo mío mientras lo enmarcaban. En la noche me habló para invitarme a presentar algunas de mis obras en la galería”, subrayó Osorio.
Según Rivera, él supo reconocer de inmediato la calidad artística del joven, pero sobre todo su autenticidad y humildad. También se dio cuenta de que él sería el artista con el cual inauguraría su galería, ubicada en Plaza La Capilla.
“Al ver por primera vez su obra dije ‘él tiene que ser’. Pensé que sus piezas lucirían bien en la galería, que es neutra. No me equivoqué; ha sido bien aceptado su trabajo”, refirió Rivera.
La muestra permanecerá hasta el 23 de mayo.