Reiwa, nueva era japonesa

Las siete veces que fui a Japón aprendí en la práctica sobre los sistemas de mejora continua y para que vean cómo aplican sus valores les cuento algunas de las situaciones que me sucedieron.

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Por Pedro Roque

2019-05-04 8:11:36

 

El pasado miércoles 1 de mayo ascendió al trono el nuevo emperador de Japón, Naruhito, después de la abdicación del emperador Akihito, de quien su era se llamó “Heisei” que significó “Consiguiendo la Paz”.

La nueva era “Reiwa” significa “Bella Armonía”… Y si ya Japón es el país más limpio y ordenado que conozco, con una tradición de valores como el respeto, la honestidad, la honradez, la responsabilidad, la rectitud, la solidaridad, el servicio, la cooperación, la laboriosidad, el emprendimiento, la superación, la armonía, el orden, la unidad, la confianza, el optimismo, la fe, la gratitud, la lealtad, la fidelidad y la austeridad y su orientación fue concentrarse en la paz, me imagino su futuro si estos valores tradicionales se orientan hacia la bella armonía.

Las siete veces que fui a Japón aprendí en la práctica sobre los sistemas de mejora continua y para que vean cómo aplican sus valores les cuento algunas de las situaciones que me sucedieron.

Saliendo del Museo en el edificio sobre el cual explotó la bomba atómica en Hiroshima, empezó llover y tanto mi amigo como yo nos pusimos las manos sobre la cabeza y caminamos. Al pasar por una tienda, un señor nos indicó que entráramos y con un gesto muy amable, compró un paraguas para cada uno y nos los obsequió y con una sonrisa y juntando las manos se inclinó, agradeciéndonos que aceptamos su obsequio.

En el shinkansen de Nagoya a Tokio, olvidé una gabardina. De la estación de Tokio fuimos hotel y al salir a cenar y comprobar que hacía frío, hice el típico gesto de haber olvidado algo. La recepcionista me preguntó qué sucedía y le expliqué que olvidé mi gabardina en el tren de Nagoya a Tokio. Me preguntó si sabía el número del tren y le respondí que no… Me preguntó la hora que llegué a la estación, se la dije, y consultando el libro de llegadas y salidas, dedujo el tren en el que había viajado. En menos de dos minutos habló por teléfono y cuando regresé me informó que mi gabardina la había encontrado el personal de limpieza de la estación de destino final del tren y que al día siguiente, a las 10:30, estaría en la oficina de objetos olvidados en la estación central. Fui a recogerla y ahí estaba incluso con las cosas que llevaba en los bolsillos…

En otra ocasión, al llegar al hotel y querer pagar el taxi en efectivo, como desde hace muchos años se pagan con tarjeta, el chofer gesticuló que no tenía cambio; el recepcionista de la puerta del hotel acudió en seguida y me cambió el billete para pagar el taxi… Le di las gracias y después averigüé que no fue coincidencia, sino que, después que me cambió el billete, va a la caja a que nuevamente se lo cambien, para tener siempre cambio por si llega otro cliente con la misma situación.

Entrando en una tienda con el paraguas mojado, un empleado cordialmente me lo pidió, lo sacudió suavemente y lo introdujo en una bolsa especial de plástico desechable para que no goteara en la alfombra de la tienda.
Explicadas estas anécdotas, me imagino la evolución que tendrán los japoneses en la Era de la Bella Armonía, que servirá para orientar todo lo que se hace en el país, en consonancia con su significado: la belleza y la armonía. ¿Se imagina algo parecido en nuestro país?…

Aquí no es Japón y seguimos con la incertidumbre de por dónde irán las cosas con el nuevo gobierno… Me daré por satisfecho si de verdad eliminan de raíz y en todos los estamentos la corrupción, relanzan la economía y se concentran en un programa nacional de ordenamiento y calidad en todo lo que hacemos.

Ingeniero.pedroroque@metodopr.com