La historia de cuando Maximiliano Hernández Martínez “Se fue” para siempre
El general de la brigada o brigadier gobernó por 13 años en El Salvador, pero hay más datos relevantes de su dictadura, unos muy relacionados a su vida privada como los que se develan en este artículo.
Tras la derrota que varios grupos políticos sufrieran frente al Partido Laborista Salvadoreño en las elecciones presidenciales de enero de 1930, el nuevo mandatario, el ingeniero Arturo Araujo, dispuso entregarle la Vicepresidencia de la República y el Ministerio de Aviación, Guerra y Marina a uno de esos aspirantes derrotados: el general de brigada o brigadier Maximiliano Hernández Martínez. Como única condición le impuso que contrajera matrimonio con Concha Monteagudo, con quien el militar ya había procreado varias hijas y un jovencito llamado Eduardo.
Quizá debido a los descalabros administrativos de su gobierno y a la severa crisis económica en la que se encontraba sumido el país, el presidente Araujo no se dio cuenta de la puerta grande que, con aquella acción, le abría a aquel militar que hasta ese momento no había descollado más allá de los salones y cuarteles en los que había estado destacado, desde donde había redactado y publicado un manual escolar para la enseñanza de la gimnasia y otras obras.
A raíz del golpe de Estado contra Araujo que se produjo en la noche del 2 de diciembre de 1931, el directorio militar atendió las disposiciones establecidas en la Constitución Política de 1886, por lo que le entregó el Poder Ejecutivo al vicepresidente Hernández Martínez. La junta golpista se disolvió el 10 de diciembre y sus miembros pasaron a ocupar importantes puestos dentro del naciente régimen. Así iniciaban casi 13 años de hierro y fuego en la historia de El Salvador.
Nacido en San Matías, departamento de La Libertad, el 29 de octubre de 1882, el brigadier Hernández Martínez ingresó al ejército salvadoreño el 15 de enero de 1899, después de haber logrado el grado de subteniente en Guatemala. Dentro del estamento castrense salvadoreño, compuesto por casi tres mil efectivos, él había fungido como instructor de la Escuela Politécnica Militar (1900-1922) y como inspector general del ejército. Además, había logrado subir, grado a grado, los peldaños del escalafón: teniente (1903), capitán (1906), capitán mayor (1906), teniente coronel (1909), coronel (1914) y general de brigada (1919).