Cuando Erlinda Hándal Vega empieza a hablar sobre su andar por el mundo de la ciencia y sus logros dentro en esa área, sus palabras se cargan de emoción y su rostro cobra un brillo especial.
Muchos solo la han conocido por el cargo de viceministra de Ciencia y Tecnología en los dos gobiernos del FMLN; sin embargo, ella es una investigadora activa con un doctorado en Química, que se ha enfocado en sintetizar moléculas a partir de metales y de otras sustancias naturales, que le han permitido generar diferentes productos, muchos de ellos para el uso en el campo de la medicina.
Cuenta en su haber por lo menos 5 patentes sobre métodos de síntesis química que ha desarrollado, ya sea en colaboración con otros investigadores o sola, y que están registrados en países como Estados Unidos, Canadá y Japón.
Entre los componentes que ha sintetizado está el de la aspirina; el bifonazol; una bebida para la reposición rápida de iones calcio en sangre que sirve para ayudar a las mujeres en proceso de menopausia; y más recientemente el Benznidazol, para tratar el mal de Chagas.
Hándal Vega, la segunda hija del fallecido dirigente del FMLN, Shafick Jorge Hándal Hándal y de Blanquita Vega, nació en el Hospital Rosales; pero pasó sus primeros años en Chile a donde su padre fue expatriado durante los primeros años del conflicto armado.
La investigadora, quien se define como una mujer que es constante en todo lo que hace, cuenta que acá en el país estudió la parvularia en el Colegio Santa María Goretti, y la Educación Básica y Media en el Colegio Miguel de Cervantes Saavedra, de esta capital, de donde aún conserva precisamente la medalla de la perseverancia que le dieron cuando se graduó como bachiller.
Aunque empezó estudiando Medicina en la Universidad de El Salvador en los años 70, tras la ocupación de la institución durante la época del conflicto armado, ella tuvo que aplicar a becas para continuar su formación y así, en el año 75, llegó a la Universidad Mijail Lomonosov, el centro universitario estatal de Moscú, Rusia, en donde terminó cursando Química tras darse cuenta que la medicina estaba tan avanzada en aquel país que al regresar a su tierra natal difícilmente se iba a acoplar al ejercicio profesional.
De su paso por la Lomonosov, Erlinda Hándal recuerda que fue ahí donde surgió su gusto por la Química inorgánica, en la cátedra de la doctora Larisa Ivanovna Martynenko, una investigadora con la que se mantuvo cercana haciendo trabajos de investigación durante toda su carera.
“Mi trabajo de graduación, que me dio equivalencia a maestría, también lo hice en el laboratorio de Química inorgánica con la doctora Martynienko, pero en esa oportunidad bajo la dirección del doctor Víctor Spitxen, que era el jefe de toda la cátedra de Química Inorgánica de la Facultad de Química de la Universidad Lomonosov”, cuenta.
En los años 80, de las aulas de la universidad moscovita, y ya con la responsabilidad de un matrimonio, saltó hasta Cuba. Una vez ahí trabajó en el Laboratorio de Química Inorgánica del Centro de Investigaciones Científicas de Cuba (CENIC) bajo las órdenes del doctor Ernesto Ledón Ramos, una eminencia científica de la isla del cual no solo guarda recuerdos sino también su experiencia con la extractiva de metales a partir de minerales polimetálicos sulfurados.
En la isla caribeña Erlinda Hándal participó en investigaciones relacionados con el aislamiento del Indio, siempre a partir de minerales polimetálicos, un elemento químico que se utiliza en el desarrollo de dispositivos electrónicos.
Su trabajo en el centro de investigación cubano, en coordinación con otros investigadores, incluyó el desarrollo de materiales sintéticos sustitutos de tejido óseo a partir de corales marinos, lo cual en su momento favoreció a muchos pacientes, incluso a excombatientes con lesiones severas, porque hubo más de un médico salvadoreño que fue capacitado en ello: “De ahí fuimos generando varias líneas de investigación, algunas de ellas eran osteogénicas, o sea que no solo sustituían el tejido óseo, sino que estimulaban el crecimiento de tejido óseo”.
Tras finalizar estudios de doctorado, siempre en la Universidad Lomonosov, Hándal Vega llega a liderar en Cuba a un equipo multidisciplinario de investigadores con los que, siguiendo el legado del fallecido doctor Ernesto Ledón, estudia productos naturales que tenían incidencia en el sistema inmunológico y sintetizan varias sustancias que se utilizaron para tratar a pacientes.
También participó con el equipo del destacado médico e investigador hondureño Salvador Moncada en trabajos que este impulsó con el Óxido nítrico, en su caso probando una teoría que ella le planteó.
El contacto con Moncada se dio cuando él llegó a Cuba para brindar una serie de ponencias sobre los efectos del ácido en la presión sanguínea, durante una jornada en el CENIC, y según Hándal Vega “es un tema que me apasionó desde que escuché las primeras conferencias”.