Tres días antes de ser asesinada, Tanchito, como era conocida Tránsito Sandoval viuda de Ávalos, una anciana de 71 años, le comentó a uno de sus vecinos que estaba considerando la posibilidad de ir a vivir a Estados Unidos porque sentía temor de que su propio hijo le quitara la vida.
Tanchito tenía visa para viajar a Estados Unidos, donde viven otros de sus hijos. La mujer estaba considerando muy en serio abandonar su tierra natal, San José Guayabal, en el departamento de Cuscatlán, donde era muy reconocida. Algo malo presentía.
“La Tanchito era mi amiga; lamento no haberme dado cuenta de que sufría violencia”, comentó la misma noche del crimen, el alcalde de esa localidad, Mauricio Vilanova, un funcionario que ha logrado mantener a su municipio libre de violencia de pandillas, pero que, desafortunadamente, en los últimos seis meses ha tenido que lamentar el asesinato de dos mujeres a manos de familiares.
A Tanchito la mató su propio hijo, Balmore Antonio Ávalos Sandoval, porque este entró en cólera al ver que por un descuido de su madre la pila de agua estaba rebalsando; eso es lo que afirmó Vilanova.
La anciana no pudo hacer nada por defenderse de su hijo.
En cuanto cometió el parricidio, Balmore Antonio se entregó a la policía local. “Allí he dejado muerta a mi mamá”, cuentan algunos testigos que les dijo a los agentes policiales que llegaron a la escena del crimen.
El homicidio contra la anciana ha causado mucha indignación entre los habitantes de San José Guayabal.
Al parecer, el parricida tiene recurrentes ataques de ira y la relación entre madre e hijo era muy tirante; según algunos familiares, el hombre no aportaba nada para el hogar y, al parecer, esos eran los motivos de discusión.
El alcalde Vilanova dice que una vez Balmore le faltó el respeto. Sin embargo, dijo desconocer si ha estado en algún tratamiento médico por su conducta.
“Es un animal, es un animal”, repetía durante el sepelio un joven que dijo ser nieto de la víctima.
Agregó que Balmore Antonio no le ayudaba en los gastos del hogar, a pesar de que trabajaba y que, al parecer, esos eran los motivos de las constantes discusiones que sostenía con su abuela.
Tanchito fue sepultada ayer antes del mediodía en el cementerio de San José Guayabal. Familiares y vecinos la lloraron. Era una mujer que con mucho sacrificio había logrado criar a sus hijos, indicó una de sus vecinas.
San José Guayabal es un municipio que durante 2018 solo registró la muerte de una mujer. Hasta hoy, en ese municipio no se había registrado ninguna muerte violenta, según datos aportados por Vilanova.
El edil asegura que San José Guayabal es un municipio con bajos índices de violencia debido a la coordinación y colaboración que existe desde hace varios años, entre la alcaldía, líderes comunales y la policía local. El alcalde junto con algunos empleados de la comuna realiza lo que él llama “control territorial”, a través de desplazamientos por diversos cantones y caseríos del municipio especialmente en horas de la noche.
“Hagamos un alto en el camino y volvamos a ser un pueblo que se forme en la familia, inculcando valores y principios a nuestros hijos y, sobre todo, amor, respeto y temor a Dios. Ya no busquemos culpables, busquemos soluciones…”, escribió el edil en redes sociales, donde lamentó el asesinato de Tanchito.
Un feminicidio en impunidad
El 22 de noviembre de 2018, Yancy Rosmery Alas Flores, de 25 años, fue asesinada con lujo de barbarie, en el cantón Llano Grande, de ese municipio, cuando regresaba de hacer algunas compras de alimentos.
La joven fue asesinada brutalmente con estacas de bambú. En esos días ella andaba muy entusiasmada porque su primer hijo se graduaría de preparatoria.
Inicialmente se barajó la hipótesis de que había sido raptada por un grupo de hombres y que estos la habían matado. Sin embargo, en pocos días, esa hipótesis ha sido descartada, indicaron fuentes.
Hasta el momento, el asesinato de Yancy Rosmery ha quedado en la impunidad.
Después de seis meses de cometido el crimen, las autoridades no han presentado ningún avance del caso, indicaron los informantes, a pesar de que ya cuentan con importantes pruebas para esclarecer el crimen.
En el caso del asesino de su propia madre, la policía local dijo desconocer cuándo se le realizaría la audiencia inicial, pues si bien fueron los del puesto de San José Guayabal quienes lo detuvieron, el reo se encuentra en las bartolinas de Cojutepeque.
La emotiva despedida de Tanchito, la madre asesinada por su hijo
Tránsito Sandoval, de 71 años, fue asesinada por su propio hijo Balmore Ávalos Sandoval porque ella dejó rebalsar el agua en la pila, según informaron las autoridades. El parricida se entregó a la policía. Los restos de Tanchito, como la conocían, fueron sepultados en el cementerio municipal de la localidad.