Quince minutos antes de las cuatro de la tarde, dos hermanos pidieron espacio para subir al escenario e interpretar una canción: un tema de los Enanitos Verdes. Diez minutos antes de las cuatro de la tarde, los primeros acordes de la Eterna Soledad rasgaron con facilidad las fibras más sensibles de la familia de Pamela Burgos, la salvadoreña de 25 años que desapreció hace más de 90 días en Guatemala.
Entonces, una indescriptible tristeza enrojeció los ojos de Julia, la madre de la joven. “Aprendiste a tener miedo, pero hay que correr el riesgo”, interpretaba el cantante sobre el escenario y la ausencia de Pamela golpeó como un yunque.
Pamela desapareció, al salir de su departamento en la Zona 1 de la Ciudad de Guatemala, el pasado 14 de enero. Desde entonces, su madre ha presionado día y noche por agilizar las investigaciones de las autoridades de ese país.

Sus esfuerzos no han hecho eco en el aparente desinterés de las autoridades guatemaltecas por descifrar los hechos detrás de la desaparición de su hija. Eso motivó a un grupo de músicos salvadoreños a organizar un concierto para recaudar fondos y contratar a un investigador que se sume a los esfuerzos de búsqueda en Guatemala.
El toque se realizó en el escenario del restaurante Calamaris de San Salvador. Asistieron decenas de personas que se solidarizaron con la causa. La familia de Pamela olvidó, por instantes, su angustia, pero el dolor no se alejaba demasiado.
Fue, justamente, la Eterna Soledad, de los Enanitos Verdes la canción que provocó el momento más intenso de la jornada. “No hay nada que perder cuando ya nada queda en el vaso”, recitaba el cantante y las palabras parecían minar en la memoria de la familia de Pamela.
Cuando el tema llegó a su momento de mayor fuerza, Julia rodeó con sus brazos a un hombre que estaba sentado frente a ella, asistente al concierto. Solo ella notó que él lloraba casi en silencio. Lo recostó sobre su pecho y entonces, aquella Eterna Soledad nunca tuvo mayor sentido: “Y no puedes saber, que fuerte es el poder de un abrazo”.

“Mañana puede ser uno de nosotros”
Claudia Ulloa, organizadora del concierto invitó a los asistentes a rendir un fuerte y prolongado aplauso a “la valiente familia de Pamela”, que derribó los muros del miedo para exigir acciones y resultados concretos que provengan de la investigación de las autoridades en Guatemala.
A ese clamor se unieron, durante sus intervenciones, cada una de las bandas y músicos que subieron al escenario en apoyo a los esfuerzos de búsqueda de la joven estudiante de origen salvadoreño.

Rock Neón, Taxi Drivers, Los Redd, Quatro, Stein y Beatriz Morán sumaron sus mensajes y su música al ruido que la familia de Pamela ha hecho sobre el caso en los últimos días.
“Si nos perdemos, búsquennos”, exigió Beatriz Morán, artista proveniente de Sonsonate, en referencia a que ningún desaparecido debería quedar en el olvido.
“Ahora es Pamela, mañana puede ser alguno de nosotros”, agregó Claudia Ulloa al tiempo que se unió a la exigencia de agilidad en la búsqueda de la joven en Guatemala. “Hoy la música suena por aquellos que no están”, concluyó.