El 2 de abril de 1944 comenzaron las jornadas de sangre y fuego
Con el levantamiento militar de 1944 comenzó la rápida caída de la larga y férrea dictadura del brigadier Maximiliano Hernández Martínez, quien 37 días más tarde abandonaría el solio presidencial.
Llevaba siete años y siete meses al frente del Poder Ejecutivo nacional cuando, en julio de 1938, el general de brigada Maximiliano Hernández Martínez puso ante los ojos del abogado Dr. Hermógenes Alvarado h. la consulta de una nueva posibilidad de reforma constitucional que le permitiera reelegirse en el mando supremo de la nación.
Para ese momento, el supuestamente probo militar se encontraba embargado por la soberbia de la autosuficiencia y la ostentación de un enorme poder político, que lo hace verse como el profeta o avatar capaz de conducir los destinos del pueblo mejor que cualquiera.
Sin tomar en consideración la respuesta negativa del jurisconsulto, el 20 de enero de 1939 la misma Asamblea Nacional Legislativa violentó el Estado de derecho al decretar una nueva Constitución salvadoreña, uno de cuyos artículos establecía a Hernández Martínez como Presidente de la República, sin necesidad de elecciones libres, por los siguientes cinco años y diez meses, hasta la primera mañana de 1945.