USULUTÁN. Durante las desoladas noches en el municipio de Jucuarán, los habitantes reportaron la aparición de coyotes en el casco urbano.
Los rumores de la aparición iniciaron desde julio del año pasado. Los vecinos aseguraron ver varios individuos rondar la zona, y solo uno fue captado en fotografías por los lugareños.
El coyote baja desde los cerros hasta los alrededores del Parque Municipal en busca de alimento.
A partir de las 7:00 de la noche se le observó merodear en los alrededores del parque.
La deforestación de las montañas obliga a la especie a buscar alimentos en zonas urbanas, en la mayoría de ocasiones buscan comida y vuelven a los bosques sin convivir con humanos.
En las noches de luna llena se escuchan aullar a las manadas de coyotes que habitan en las montañas de Jucuarán.
Este singular mamífero comenzó a aparecer desde mayo del año pasado por las principales calles del municipio.
La presencia del coyote en los alrededores causó asombro en los vecinos y habitantes de los municipios aledaños.
El coyote se volvió la principal atracción del lugar, muchas personas llegaban solo para tomarle fotografías y vídeos.
Para Néstor Herrera, biólogo de Paso Pacífico, el ejemplar tenía aproximadamente un año de edad y gozaba de buena salud.
Los coyotes son una de las especies más fáciles de adaptarse a las condiciones de su entorno.
Los vecinos, al percatarse de la necesidad del coyote por encontrar alimento, comenzaron a darle tortillas, sobrantes de comida y frutas como a los perros callejeros de la zona, explicó Estefany Bonilla, encargada de turismo de Jucuarán Victorioso.
“El coyote era mansito, andaba a la par de la gente, nunca le hizo daño a alguien”, comentó Bonilla.
Los perros, al inicio, mostraban temor por la llegada del coyote. Las diferencias eran notorias: el pelaje y los sobresalientes colmillos del coyote, explicó Jesús Velázquez, trabajador de la zona.
Con el tiempo los caninos se adaptaron al coyote y “se convirtió en un perro más”, agregó Jesús.
Se convirtió en un amigo más de los perros que viven en las calles de la ciudad; se les observaba comer y jugar juntos.
Para Estefany Bonilla, el aullido de los coyotes no sólo significa la presencia de ellos sino la predicción de temporales o desastres naturales.
“Depende de qué lado aulle, ellos avisan las desgracias, temporales y sequías”, agregó Bonilla.
A finales del 2018 pudo comprobarlo: “Para el 25 de octubre del año pasado hubo un temporal que duro tres días y nuestro municipio fue el más afectado, justamente días antes había aullado el coyote por esa zona”, explicó Estefany.
Durante dos meses más siguió apareciendo el coyote. En fechas recientes ya no han sido vistos por la ciudad pero siguen escuchando sus aullidos por las noches.