Durante años se creyó que los coyotes estaban casi extintos en el país, pero los últimos avistamientos demostraron que las poblaciones de estas especies han aumentado.
“Los coyotes son tan comunes como los conejos”, explicó Néstor Herrera, biólogo de la organización Paso Pacífico.
Hasta la fecha no existe un censo de la cantidad de individuos en las áreas protegidas. El departamento de biología del Parque Zoológico ha logrado identificar únicamente las zonas en donde ellos habitan.
Las manadas se encuentran en las diferentes áreas naturales protegidas y zonas altas del país.
También están en zonas aledañas al casco urbano de los municipios. Y son una especie a la que le gusta habitar las zonas boscosas y de cultivos de maíz y caña de azúcar.
La especie se alimenta principalmente de roedores y presas fáciles de cazar.
Recientemente biólogos de mamíferos han encontrado en su excremento residuos de semillas de maíz y otras frutas.
“Por la pérdida de bosques en el país, los coyotes se han adaptado y se alimentan de lo que el medio les ofrece”, explicó Vladlen Henríquez, director del Parque Zoológico Nacional de El Salvador.
La deforestación y el avance de las fronteras agrícolas y urbanas han disminuido el hábitat de los mamíferos.
“Si antes una propiedad tenía un uso agrícola, los coyotes buscaban presas y se iban y al tiempo regresaban y al llegar esa propiedad fue transformada en viviendas, entonces se da el conflicto, explicó Néstor Herrera, biólogo de Paso Pacifico.
Al no encontrar alimento, los coyotes se acercan a los lugares urbanos para alimentarse de aves, ratones, liebres, armadillos y otros mamíferos pequeños.
En las últimas semanas las manadas de coyotes han ocasionado temor en las comunidades del municipio de San Agustín porque han llegado a comerse sus aves de corral y ganado.
Los habitantes han atacado a los coyotes con pólvora y otros artefactos que logren ahuyentarlos de la localidad.
Los ambientalistas hacen énfasis en que, lejos de ser un peligro para los humanos, los coyotes contribuyen al equilibrio de los ecosistemas.
Hasta el momento no se ha reportado ataques de coyotes a humanos.
Para Luis Girón, biólogo de Territorios Vivos El Salvador, una de las medidas para resguardar a los animales de crianza es la construcción de cercos para el ganado y recintos para las gallinas.
Es difícil controlar las manadas de coyotes, son fáciles de adaptarse a las condiciones de su entorno.
Con el paso de los años, la especie se ha ido adaptando con facilidad a la convivencia con humanos.
Otra de las medidas a tomar en cuenta para proteger los animales es no dejarlos fuera de los cercos y lejos de las viviendas.
Las gallinas no solo pueden ser atacadas por coyotes sino por otras especies.
“Mientras nuestras ciudades vayan avanzando serán más comunes los encuentros con los humanos”, explicó Girón.
El crecimiento poblacional ha reducido el hábitat de diferentes especies.
Los mamíferos no se encuentran en peligro de extinción pero las autoridades hacen un llamado a proteger la especie.
La ley de Conservación de Vida Silvestre protege a la especie y su hábitat, el cual ha sido ocupado para viviendas.
Con el aumento de las manadas los ambientalistas señalan que se debe velar por la protección de los bosques y evitar que se acerquen a las comunidades.
Así como un censo de identidad que permita conocer la cantidad de individuos que habitan el país.