El concepto de moda está estrechamente relacionado con las prendas de vestir en tendencia, ostentosas pasarelas, marcas de lujo y accesorios indispensables. Pero detrás de esa palabra, que proviene del latín modus (modo o medida), existe una vasta historia marcada por las redes de comercio, los sistemas de trabajo, las técnicas artesanales y los referentes simbólicos sociales.
¿Cómo vestían hace 500 años en El Salvador? Las imágenes alusivas quizá sean escasas o, a lo mejor, nulas; pero la pasión del historiador Ricardo Castellón por la vida cotidiana salvadoreña lo llevó a encontrar en el Archivo General de Centroamérica un documento mortuorio del Siglo XVI, “se trataba del testamento del sacerdote Sancho de Villeda, que falleció en lo que ahora conocemos como Armenia”.
A partir de ese escrito, Castellón inició un estudio exhaustivo sobre qué ropa usaban los indígenas y los españoles que habitaban San Salvador y Sonsonate, ambas provincias pertenecían al Reino de Guatemala, para tener un punto de partida para conocer y definir la moda en la colonia.
En el listado de pertenencias de De Villeda se encontraron camisas, zaragüelles, mantas de la China, pañuelos de manta y lienzo, entre otros, que mostraron no solo su “vida prolija”, sino que además fue una rendija para observar y entender el comercio de telas, la explotación de la mano de obra indígena femenina, a partir del repartimiento de materias primas y mercancías, y el desarrollo textil a finales del Siglo XVIII.
“Para las culturas prehispánicas, así como para los españoles, el vestido no solo tenía poderosas razones funcionales, el vestido fue un excelente referente simbólico de lo social, el oficio y la edad. El vestido fue instrumento de poder y la moda fue impuesta por los personajes con mayores posibilidades. Así, la práctica del vestido colonial en la región estuvo supeditada por lo que marcaba la moda de España”, subrayó Castellón.
Según el historiador, la moda en el Siglo XVI debe analizarse desde tres áreas: la ropa de la tierra, que vestían los indígenas; la ropa de castilla, proveniente de España, y la ropa de China, procedente del gran comercio asiático. Castellón afirmó que el algodón era la fibra estelar fabricada por los indígenas y llegó a ser la más comercializada, incluso, los españoles utilizaban esta tela para crear algunas prendas ante las calurosas temperaturas.
Aunque España marcaba las “tendencias”, muchas prendas no podían utilizarse por las prohibiciones o su elevado valor. Es así que las mujeres indígenas vistieron faldas de tela de algodón fina y lisa e iban desnudas de la cintura hacia arriba, los hombres usaban mastate (pequeño cinturón entre las piernas) y refajos. También se emplearon los huipiles, una especie de camisa, que pudo haber sido introducida por los españoles porque las prendas antes mencionadas “mostraban demasiado las partes pudentas”, según una “especulación desafiante” de Castellón.