Ana Crisitina López nunca ha sentido que tiene sobre ella un techo de cristal que le limita y le impide desarrollarse como una profesional.
Por el contrario, afirma que en el mundo financiero, son sus conocimientos y habilidades los que le han permitido formar una carrera que representa la mitad de su vida.
¿Cuándo inició Ana Cristina López como CEO de Citibank El Salvador?
Yo inicié en Citi en 1995 y mis primeras funciones, recién graduada de la universidad, fueron las de analista de crédito. A mí me contrataron en un programa de Managment Associete. Se contrataban recién graduados y empezabas a agarrar los estados financieros de los clientes e ingresarlos a los sistemas. Cuando yo entré al banco, un mes después nos cambiaron las computadoras a Word y a Excel. Ahí empecé como analista financiero para generar todos los análisis crediticios de los clientes que teníamos en aquel momento.
¿En qué momento se convirtió en CEO de la empresa?
En mayo de 2017. En el momento en que Joan Miró se retira del banco ya entro yo como CEO de la empresa. Fue un relevo generacional y en todo sentido.
¿Cómo es el día a día de Ana Cristina en el trabajo?
Una de las cosas que destaca en este trabajo es que no hay ni un día igual. Todos los días es diferente y mi día a día lo organizan mis clientes y obviamente, mis colaboradores.
Tenemos muchas reuniones y en algunos casos, reuniones virtuales. Usamos mucho la videoconferencia, la tecnología. Ahora tengo dos roles: director de banca corporativa y también este nuevo rol de Citi Country Officer y ambos los manejo desde el 1 de mayo. Mi función principal es hacer que la empresa dé los resultados financieros protegiendo la franquicia. Son dos roles bien complementarios. Tengo que asegurarme que las directrices globales que nos bajan de Citi se cumplan y se cumplan todas las leyes locales. Son dos facetas del tema y por el otro lado, hacer que los clientes cumplan sus expectativas. Es un balance bastante importante entre lo que se puede hacer y entre lo que los clientes nos están pidiendo. Es una función delicada porque tenés que asegurarte que todo esté en regla y bien atinados. Sí son lineamientos muy estrictos tanto en lo global con los nacionales.

Y esto, me imagino que involucra grandes retos para usted…
Si me preguntas cuáles retos tengo que enfrentar, yo lo dividiría en dos partes: retos constantes que tenemos. Uno de ellos es continuar posicionando a El Salvador. Somos un país de 100. Entonces, cómo lograr que El Salvador figure y es importante para Citi. Y ahí te quiero contar ¿por qué? Porque somos un network. Cuando viene un cliente multinacional a pedirme una solución desde su matriz en Nueva York, él quiere que sea un solo banco que le ejecute en toda su red de países. Otro de los retos es ver cómo transmitir los mensajes internamente siendo correcta y adecuada la tónica del mensaje. Cómo lo haces de modo que sea la absoluta realidad.
Pero uno de los retos más importantes fue en 2006 cuando reenfocamos el negocio. Eso me comprobó a mí que este banco es una máquina. Es un poder de cómo traer a los equipos a que trabajen juntos. Me tocó vivir la compra y la venta. Estar de los dos lados, aprendí que la comunicación es muy importante. Y cómo lograr que los equipos vean la luz al final del túnel.
¿Fue difícil llegar a una posición como la suya en El Salvador y en Latinoamérica?
Sí fue difícil, pero no por ser mujer. Fue difícil porque un cargo de CEO es un cargo que conlleva muchísima responsabilidad interna y externa. Es resultado de muchos años de esfuerzo, de preparación, preparación académica.
¿Pero nunca hubo una traba por ser mujer?
Personalmente no. De verdad te digo que yo no estoy aquí por ser mujer. Yo estoy aquí porque soy la persona que tiene las competencias que esta institución necesita para desempeñar este cargo. Nosotros, todos los años con motivo del Día Internacional de la mujer, siempre tenemos varios eventos a nivel global y el motor de este año es: “Balance for better” y esto significa que entre más balance, inclusión y diversidad tenga una corporación, el resultado es más complementario, más rico porque cada uno aporta ideas diferentes. Yo creo que al final de cuentas, no estoy aquí porque soy mujer sino porque reunía los requisitos.
¿Ha escuchado que las mujeres debemos romper el techo de cristal y cree usted que va en ese camino?
Sí he escuchado sobre ese techo de cristal, pero yo personalmente nunca lo he visto ni lo he sentido. Y techo de cristal implica transparencia, un cielo azul. Yo nunca me he visto aplacada ni limitada ni con obstáculo. Nosotros aquí, en El Salvador, 57% somos mujeres y de la mesa gerencial, 75% son mujeres. Es porque todas han concursado en procesos competitivos y ellas se lo han ganado. Al final la competencia es quién tenga más capacidades y eso es probable que hace que todas las demás venzan el miedo.