César Kibler (nombre artístico) es un joven originario de Apopa quien se destaca por pintar detallados rostros solamente con una herramienta: lapiceros. Y no necesita más.
Él se describe como autodidacta y relata que incursionó como “boligrafista” hace dos años.
“Puedo decir que el 20 por ciento de los conocimientos los adquirí en talleres de dibujo en la casa de la cultura, el resto ha sido formación por mi cuenta”, comenta, César, quien tiene 28 años.
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Para elaborar cada obra dedica al menos 5 horas al día durante dos o más semanas. Inicia buscando el modelo, luego coloca la hoja de papel fabriano o cartulina bristol- entre otros- sobre la mesa (ese es el lienzo) y en otra prueba o mezcla los colores (es su paleta).
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“El bolígrafo es mi medio de expresión artística, y en este momento estoy enfocado en dominar el mismo. Lo escogí también por su complejidad”, detalla César.
Los bolígrafos son relativamente convencionales, quizás la única particularidad que tienen es la tinta es a base de aceite, pero, igual se encuentran fácil en librerías.

César por momentos se muestra tímido o nervioso y al momento de ser fotografiado comienza a sudar.
“El bolígrafo es una herramienta de bajo costo y portátil, no es como comprar un set de yeso pastel o pintura para oleos, esas son algunas de las características por las cuales me decidí a utilizarla”, comenta César.
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Además, explica que para trabajar con bolígrafos se necesita sutilidad, fineza y sobretodo seguridad.
Del porqué pinta rostros, él asegura que son “el reflejo del alma”, además comenta que son los labios y ojos a los que más atención les dedica. También comenta que son áreas donde las impresiones son difíciles de disimular. “Pintar rostros es uno los mayores retos que existe, ya que es un sumamente difícil”, sostiene.
Después de cada trazo, en general, este singular artista asea la punta de los lapiceros, pues la tinta comienza a fluir en exceso, la punta acumula una gota de tinta, y puede dañar el trabajo y pocas veces esas precisiones se pueden ocultar.
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Pelirrojas y de pecas
Buen porcentaje del trabajo de César Kibler tiene como protagonista a preciosas mujeres pelirrojas, pecosas, de ojos claros y nariz definida.
Ese fetiche se debe “al misterio que representan”, explica César, mientras se sonroja y ríe; además, añade que tiene un gusto especial por los colores vibrantes o intensos.

Los trabajos de César son comercializados y adquiridos, muchas veces, fuera de El Salvador, él comenta que el valor de sus obras se debe al grado de realidad y perfección en la misma técnica.
En redes sociales (César Kibler Art y cesarkibler.art) el artista explica cuántas horas de trabajo y lapiceros gastados conlleva cada obra.
