Jalar carretas, otra forma de ganarse la vida en el Golfo de Fonseca

Cuando hay marea baja, una cuadrilla de hombres se dedican en el Golfo de Fonseca a ofrecer sus servicios de transportar pasajeros desde la lancha al muelle, para evitar que los pasajeros caminen sobre el lodo. El costo del servicio es e un dólar pro persona y entre 0.25 y 0.50 de dólar por llevar la mercadería.

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Por Insy Mendoza

2019-02-13 9:24:48

Cuando la marea baja y deja al descubierto la arena fangosa, mezclada con piedras y basura, provocando que las lanchas se queden varios metros lejos de la orilla, donde aún pueden flotar; cuando eso ocurre es cuando llega el momento para que trabajen los carretones en el embarcadero Los Coquitos, en el departamento de La Unión.

Una treintena de hombres ofrecen sus servicios, ponen a disposición de quien les pague su fuerza y destreza para llevar sobre sus carretas mercadería y personas desde la lancha hasta la orilla del embarcadero o viceversa.

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Los usuarios de las lanchas están dispuestos a pagar, así evaden el área de lodo, de poca profundidad.

El afán de los carretones es una escena que se repite innumerables veces, todos los días, cada vez que baja la marea.

Uno de los hombres se encarga de llevar la dirección de la carreta, hecha de madera, hierro y neumáticos; otro hombre, usando toda la fuerza de sus músculos, empuja para que las viejas llantas se muevan.

Esa es su forma de trabajo y el modo como han encontrado para gana dinero y darle lo necesario a sus familias.

El ingreso es variado, depende de cuantos clientes y mercadería lograron transportar en la faena, que puede durar tres horas diarias.

Cada persona que se sube a la carreta paga un dólar, y el costo de llevar la mercadería oscila entre los 0.25 y 0.50 centavos de dólar, dependiendo del volumen; el viaje sobre el peculiar transporte se extiende por 25 a 30 Metros, lo cual puede llevar en tres a cinco minutos.

Los hombre hacen su trabajo descalzos porque ahí es imposible que el zapato se quede puesto, dado lo espeso o pegajoso del suelo.

Llevar los pies desnudos los expone a una infección ya que ese suelo está contaminado con desechos, vidrios, latas. Además existe el riesgo de lesionarse con las anclas que están en la zona.

 

 

 

Roberto Hernández tiene 30 años y los últimos 5 ha trabajado jalando carretas; aveces de las que etiquetan como grandes, otras veces las que llaman pequeñas. Sin embargo sus dimensiones aproximadas son de dos metros de largo por un metro de ancho.

“Es la única fuente de trabajo que tenemos, aunque a veces terminamos todos heridos de los pies porque no podemos ingresar con las binas puestas”, explica Roberto.

Jesús Ventura, quien es propietario de lancha para traslado de pasajeros de la isla Zacatillo a La Unión, dice que todos los isleños al llegar a la cabecera departamental dependen del servicio de los carretones. Cuando la marea está baja; “creo que son más de treinta años que tienen de funcionar los carretones”, explica.

Cuando ofrecieron los servicios de transporte, las primeras carretas tenían llantas de hierro, pero se les hundía en el lodo, debido a ello, las sustituyeron con neumáticos de automóviles.

Santos Guzmán asegura que él fue parte de los que inventaron hacer las carretas para transportar a las personas. “Fuimos tres personas las que hicimos este invento; pero al inicio las hacíamos todas de madera, pero una vez se nos quebró y es así como se invento hacerlas con hierro y madera”, recuerda.

Samuel Hernández, de 29 años, va por el noveno mes de trabajo jalando carretas. “Solo pago tres dólares para que me alquilen la carreta, así trabajo”, explica el unionense.

Los malos tiempos para ellos son cuando hay fuertes vientos, que afectan el oleajes en el Golfo de Fonseca y los lancheros no ofrecen sus servicios; entonces los carretones no tienen clientes a quien ofrecer su fuerza de trabajo.