Tener que dejar de disfrutar de nuestros alimentos favoritos porque son muy ácidos, o porque son muy fríos o calientes pues provocan que los dientes se destiemplen con facilidad, puede resultar una verdadera pesadilla.
La sensibilidad dental es una afección muy común. Según expertos se presenta cuando se pierde el espesor del esmalte, que es la capa que protege los dientes; o cuando se produce la retracción de las encías, pues se exponen las superficies subyacentes, quedando al descubierto la dentina y la raíz.
“Como estas raíces no están cubiertas con esmalte, los miles de canales diminutos que van al centro del nervio quedan expuestos. Cuando el calor, frío o presión toca esos canales, la persona siente dolor”, explicó la dentista salvadoreña Georgina Contreras.
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Conseguir una dentadura sana y blanca no es imposible, si cada día te tomas el tiempo suficiente para cuidarla. Y no hablamos de procesos químicos, sino de hábitos higiénicos y de algunos trucos de la abuela que sí funcionan.
Afortunadamente existe un tratamiento odontológico para combatir la molesta “sensibilidad dental”. Lo mejor de todo es que los resultados son inmediatos y a largo plazo.
Se trata de las “sesiones de flúor”. Según la profesional en salud bucal, el flúor es un barniz que crea una barrera física, ocluyendo o tapando los túbulos dentinales y continúa construyendo un mineral a medida que pasa el tiempo.
Procedimiento
“Primero se realiza una pequeña limpieza dental y luego con un pincel lo colocamos en todas las superficies. Se instruye al paciente a que lo distribuya con un suave movimiento de su lengua por las superficies. Finalmente la capa de barniz penetra profundamente en los túbulos dentales, eliminando inmediatamente la hipersensibilidad y manteniendo un efecto a largo plazo”, señaló Contreras.
Las bondades de este tratamiento van más allá de evitar que los dientes se “destiemplen”. La odontóloga Contreras asegura que las sesiones de flúor también funciona para la prevención de caries. Además por el mismo efecto remineralizante, en algunas ocasiones, cuando ya hay caries insipiente, devuelve o regenera la superficie dañada.
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“Incluso es usada cuando se acaba de retirar aparatología de ortodoncia, pues quedan manchas blancas, y este tratamiento devuelve la salud a las piezas dentarias”, señaló Contreras.
En cuanto a la duración del tratamiento, la especialista indicó que se necesita un mínimo de 4 sesiones flúor, una por semana. pero hizo hincapié en lo importante que es orientar al paciente sobre la importancia de buenos hábitos alimenticios y de higiene.
“No solo los alimentos ácidos causan el problema. Comer hielo, apretar y rechinar dientes, cepillar con demasiada presión las superficies o utilizar cepillo con cerdas duras, propician la sensibilidad dental”, recalcó.
Contraindicaciones y recomendaciones
Pese a que la sesión de flúor no es un tratamiento invasivo, no todas las personas son candidatas a practicárselo. Según Contreras está contraindicado para pacientes con gingivitis ulcerosa o estomatitis.
Finalmente, la especialista recomendó realizar una visita periódica al odontólogo, pero principalmente, consultar siempre a un experto de la salud bucal ante cualquier padecimiento y evitar rotundamente automedicarse.
“Actualmente existen muchos productos en el mercado, pero no brindan correctamente las indicaciones”, expuso Georgina.
La especialista avala el uso de pastas dentales y enjuagues, pero como complemento a la terapia. Sin embargo es firme cuando dice que se deben seguir las indicaciones del odontólogo para un tratamiento exitoso.
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