Marco Tulio Cicerón; desde las costumbres de los ancestros hasta el estado de derecho
“Cicerón consideraba que las artes podían florecer solamente en tiempos de libertad. En el año 43, Cicerón fue decapitado durante el terror del Triunvirato”. Moatti, Claudia. The Birth of Critical Thinking in Republican Rome (Cambridge University Press, 2015).
Las obras que escribió Cicerón (106-43 a. C.) califican como obras clásicas. Y, en la apreciación del gran humanista, Nicolás de Maquiavelo, en sus Discursos sobre Tito Livio, “Un texto clásico es un texto del cual uno puede abstraer nuevas ideas”.
Cicerón participaba en la vida cívica de la Roma republicana como cónsul (un puesto similar al de presidente de la república), escribió sobre filosofía moral, perfeccionó el ensayo y la correspondencia en latín, y fue el abogado más famoso de la antigüedad.
La vida al estilo romano fue en general impregnada por una visión: la manifiesta preferencia cultural debido a la fuerte actividad de la guerra. No así a los griegos, de quienes Cicerón prestó sus visiones de la filosofía, las referencias a sus tragedias, la historia y el derecho. Aunque no provenía de una familia aristócrata, Cicerón como todos los de las clases élites de Roma, estudió en Grecia y hablaba griego; además procuró que su hijo también estudiara allá y, por supuesto, fue influenciado de una manera profunda por lo que habían logrado los griegos en todos los géneros de la literatura, la tragedia y el derecho.
Cicerón mismo explica, en su obra De los deberes (De oficiis), a su hijo, Marco, quien estaba estudiando en Grecia, como eran los romanos:
“Para los romanos, la acción y las disciplinas del poder (es decir, solamente las militares y el derecho) siempre sobresalieron en la jerarquía de los deberes y los honores (…) Pero, el pensamiento pertenecía al dominio de la vida privada del individuo”. De los deberes 1.6.19.
De los deberes ha sido descrito como “aquel manual para la clase reinante” (Santo Mazzarino. Il pensiero storico clásico, Roma).
Para Cicerón, escribir y hablar era simultáneo con actuar. Y partiendo de esta premisa, entendemos que, originalmente, en Roma, las costumbres y tradiciones de los ancestros, las mos maiorum fueron las que definieron lo que era bueno y verdadero. Estas colecciones de tradiciones antiguas, consensadas por todas las clases del pueblo romano, abrigaron la manera folclórica de los que habían vivido antes de ellos, y, por eso, merecían tal respeto que las imitaron hasta la República romana, los tiempos de Cicerón, cuando los que gobernaban a Roma durante el primer siglo a.C. eran el Triunvirato, César Augusto, Lepidus y Marco Antonio.