Álex Lagos, de 31 años, no es taxista y tampoco trabaja en Uber, pero mañana y tarde, de lunes a domingo, recorre las principales calles de San Miguel con un trío de pasajeras, a las cuales consiente en demasía, que hasta comida les ofrece durante el trayecto.
Son las cabras que ordeña y cuya leche ofrece a domicilio. Es así como se gana la vida y mantiene a su familia, pues vende a un dólar cada vaso.
Lagos comenta que desde pequeño le ha gustado hacer negocios. Para llevar el sustento al hogar iba al mercado de San Miguel a comprar verduras, las cuales cargaba en un carretón, para luego ofrecer el producto por varios sectores de la ciudad.
En ese ir y venir, un día decidió comprar una cabra y mantenerla en un predio alquilado en el barrio San Francisco.
“Con esto de las cabras empezamos hace tres años. Primero compré una cabra, la cual ordeñaba y llevaba la leche en bolsa junto a las verduras”, recuerda Lagos.
Comenzó a ofrecer a sus clientes el vaso de leche, pero algunos dudaban si esta era en realidad de cabra, por lo que Lagos decidió amarrar el animal al carretón y ordeñarla frente al comprador. Esta práctica no dejó de sorprender a las personas.
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Cuando la leche de la cabra ya fue insuficiente debió comprar otras, y luego dejó a un lado las verduras para dedicarse de lleno a este nuevo negocio.
En los tres años ya ha logrado reunir 15 cabras. Sus clientes toman la leche porque dicen que es rica en vitaminas, y sobre todo beneficiosa para niños y ancianos. Pero también muchos hombres han asegurado preferir esta leche ante la creencia de que aumenta el apetito sexual.
Cabras sobre ruedas
Con el paso del tiempo, llevar las cabras amarradas le generaba retrasos y no podía avanzar mucho dentro de la ciudad. Entonces se decidió a comprar una moto, a la cual le habían adaptado un remolque con barandas y techo, en el que caben varios animalitos.
“La saqué al crédito y ya estoy a punto de pagarla”, dice el emprendedor.
Su jornada laboral inicia a las 5:00 de la mañana, cuando se levanta, y lo primero que hace es tomarse un vaso de leche de sus cabras. Luego las alimenta, para lo cual usa hojas de verduras que consigue en el mercado, zacate, concentrado y melaza disuelta en agua.
“Primero hay que alimentarlas, para que produzcan leche, se debe hacer una buena inversión porque estas animalitas sí que comen”, comenta.
Luego de darles el alimento, sube a seis de las cabras a la mototaxi y se va para el “Desvío el 18”, sobre la carretera Ruta Militar, donde a buena mañana lo esperan varios clientes.
El recorrido es rápido y a las 6:30 está de regreso para bajar las primeras seis cabras y subir otras tres para visitar otros clientes en San Miguel, algunos de ellos que previamente le han hecho el pedido por teléfono, aunque hay otros que le hacen parada para que les ordeñe y les dé el vaso.
Durante la mañana hace varios viajes, hasta que termina con las 15 cabras.
Una de las paradas obligatorias es en la terminal de buses de San Miguel, donde tiene varios clientes, además de pasajeros ocasionales que se toman el vaso respectivo y se llevan otro en bolsa para sus familiares.
“Tome lechita, de la ubre de la cabra directo al vaso”, suelta su frase preferida con lo cual atrae a sus clientes en plena calle.
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Al mediodía regresa a su casa para almorzar y darle comida a sus cabras, las que empiezan a balar cuando reconocen el sonido del motor de la moto a una cuadra del predio.
A la 1:00 de la tarde reanuda sus salidas con las cabras y finaliza la jornada a eso de las 6:00 de la tarde.
Luego regresa al predio para alimentar a los animales y ponerlos cómodos para que duerman, porque al siguiente día deberá madrugar de nuevo para salir a las calles y llevar su lechita de cabra a domicilio.
