Los fanáticos de River Plate son detenidos por la policía antidisturbios en la Plaza de la República en Buenos Aires, Argentina, luego de que el equipo ganara la final de la Copa Libertadores contra Boca Juniors en el estadio Santiago Bernabeu en Madrid, España, el 9 de diciembre de 2018. AFP / Alberto Raggio
En torno a las 18.45 hora local, poco después de que River se proclamara campeón, los hinchas del “Millonario” fueron acercándose al Obelisco bajo la intensa lluvia que caía sobre Buenos Aires, y de forma progresiva fueron colmando la zona.
Asimismo, cientos de seguidores no dudaron en subirse al auto y circular por las calles abiertas tocando el claxon, ondeando banderas por fuera de la ventanilla y gritando odas a su club.
El operativo estuvo a cargo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, en colaboración con la Policía Federal, con el que se buscaba evitar escenarios como el que obligó a suspender el 24 de noviembre la primera fecha programada del partido de vuelta de la final.
Ese día, aficionados de River lanzaron sobre el autobús de Boca, cuando llegaba al Monumental, un montón de piedras que dejaron a varios jugadores heridos, y en las afueras del estadio hinchas provocaron disturbios con agentes a las afueras del Monumental.
Por todo eso, y tras la decisión de no jugarse tampoco un día después, finalmente la Conmebol decidió trasladar el encuentro a Madrid.
Para las celebraciones de hoy en el Obelisco -tradicional escenario de festejos-, se colocó un vallado con el objetivo de proteger las fachadas de los edificios, mientras que los chaflanes y las bocacalles quedaron abiertas para la circulación de las personas.
El operativo contaba con un camión cisterna dirigido hacia el sur.
Por su parte, la Agencia Gubernamental de Control controla la prohibición de la venta de alcohol en las inmediaciones del obelisco, lo cual incluye el perímetro y a 500 metros por fuera del mismo.