Sir Thomas Wyatt: una vida entre la poesía y la realpolitik
“Para Sir Thomas Wyatt, las palabras funcionaban como cristales de ventanas. Pero para otros poetas de su tiempo, las palabras eran más como ladrillos amontonados que funcionaban como defensa contra algún portal, fisura o filtración de su significado”. Shulman, Nicola. Graven with Diamonds, the Many Lives of Thomas Wyatt. (2012).
Poetas, desde el poeta romano escandaloso, Ovidio, en los tiempos de César Augusto, emperador durante la Pax Romana, han sido exiliados por su candente influencia en la política y la moral pública. Se dice, también, que los poemas y poetas, de por sí, no son la causa de cuanto ocurre en la realidad aquí en esta tierra. Pero la consigna que propuso Sir Thomas Wyatt en sus tiempos era: “Listen to the words” (escuchen las palabras).
Se puede discrepar con esta aseveración al leer los poemas de Wyatt —sobre quien se dice que “trajo el soneto italiano a Inglaterra”. Sus poemas, sencillos pero profundos, son los vestigios de actividades peculiarmente especializadas en los que se hace evidente que las palabras funcionan como los cristales de una ventana, con un segundo nivel de significado, ya sea en amor, diplomacia o política.
Por las fechas de su nacimiento y muerte, se puede ver que Wyatt vivió en la corte del rey Enrique VIII durante la Reforma Inglesa, cuando rompió con el Vaticano en Roma y se nombró a sí mismo como jefe de la nueva iglesia de Inglaterra, la Anglicana. Esta corte no era un lugar de transacciones escritas en papel —ya fueran religiosas, políticas o comerciales— si no con el labio al oído y cara a cara. A los que deseaban presentar peticiones, les tocaba esperar durante días para poder ubicar una palabra en el oído de la persona correcta. Un historiador explica que Sir Henry Norris, el hombre más importante en aquella corte, murió sin dejar ni una sola carta ni nada escrito en papel. La excepción, de otro modo, a esta existencia sin papel era la poesía lírica del círculo íntimo de la corte. Mucho de eso fue escrito en los poemas de Sir Thomas Wyatt. Y esta poesía es casi toda la que queda de la vida privada de la corte.