Las abuelas y padres acompañando a los nietos que también llevan a los entrenos. Los técnicos que corrigen con disciplina en cada práctica. Los atletas que sacrifican su vida personal, que dicen no a las fiestas, que se aplican en las canchas, piscinas y duelas. Los dirigentes, ahora más comprometidos que nunca. Periodistas deportivos batiendo palmas para las figuras que siguen día a día. Empresarios que saben que la actividad física puede ser una piedra angular para nuestra sociedad.
Durante la noche del martes los vimos sonreír a todos. A ellos y otros tantos protagonistas del deporte salvadoreño, que volvió a llenarse de alegría con la vuelta de la Espiga Dorada 2018.
Era una noche de gala y los deportistas estuvieron a la altura, vestidos para la ocasión: elegantes por fuera, pero sobre todo llenos de orgullo por dentro.
Después de nueve años de espera, la máxima distinción al deporte salvadoreño tendrá su gala este martes, con presencia de los mejores atletas de nuestro país e invitados especiales
La ganadora de Estrella en el tenis de mesa, Edmee Arias, comentó que ganar la Espiga Dorada significó “para mí un gran honor y un privilegio haberla ganado. Cuando estaba pequeña este premio se terminó, me quedé con la tristeza de que no lo pude lograr. Pero gracias a Dios se volvió a retomar y para mí es una enorme satisfacción haberla podido ganar”.
Arias está clasifica a los Juego Panamericanos de Lima 2019, pero ve más allá y trabaja en dos rutas: coronar su carrera como odontóloga (lleva cuarto año) y ser atleta olímpica.