Don Juan, su padre, soñaba con comprarle tacos. Pero Melvin Menéndez conoció de 5 años la bicicleta, cuando veía a su primo Ángel andar en una de montaña, en una zona rural, cuando visitaban a sus abuelos. Desde entonces, se enamoró del ciclismo. Poco a poco fue aprendiendo, y, eventualmente, a los 10 años, se acercó a Indes Santa Ana. Ahí, Mario Contreras padre se volvió su profesor.
“Antes lo hacía por diversión, tenía una bicicleta de montaña, pero me pasé a la semi, y cuando vi la condición que se necesita, fui poniendo más interés”, cuenta el chico de 14 años.
Así, comenzó un trabajo de disciplina y esfuerzo grande. A los 11, salió por primera vez a carretera, se fue a Chalchuapa. “Fue muy diferente, era mejor la sensación de ir en carretera, con los compañeros, sentí nuevas experiencias”.
Mario Contreras representó al país en los Juegos Olímpicos realizados en el país chino, además de haber ganado una medalla de bronce en un Mundial de ciclismo y fue parte de la Unión Ciclística Internacional
El fútbol y el baloncesto lo practicaba también en la escuela, pero lo suyo es el ciclismo. “Me puse más serio, y, como meta, era alcanzar a los que eran más grandes que yo. Ahora entreno todos los días, salgo a carretera, menos los lunes. Al principio, salía martes, jueves y domingo, y ellos salían más tiempo, hasta que llegué al punto de alcanzarlos”, cuenta.
El trabajo lo dividen según las necesidades. Así, a veces se enfocan en fuerza, en velocidad, o descarga de piernas, sobre todo cuando se viene una competencia.
Melvin lleva el estudio siempre a la par, y acaba de terminar el octavo grado. “Es complicado llevar las dos cosas a la par. Entreno de 2 a 5, o 6 de la tarde. Vengo a cenar, a hacer tareas, y a descansar. Más que todo, tiene que ser una rutina, lo que me obliga a hacer muchos sacrificios en otros aspectos”.
Y es que, a veces le dan ganas de comer churros, o tomar soda, “pero tengo una dieta que tengo que seguir, sino, al tomar otro tipo de alimentos, hay consecuencias. Una vez perdí una competencia porque antes de correr me comí unos churros y me dolió el estómago, me afectó”, recuerda entre risas.