En el país hay alrededor de 324 ríos, pero son muy pocos los que están en condiciones de albergar vida animal y brindarle sustento a las comunidades sin que representen un riesgo para la salud.
El Diario de Hoy documentó el proceso de análisis de tres ríos, considerados por autoridades oficiales y expertos biólogos de los más limpios por su población animal y vegetal: el Maishtapula, en Ahuachapán; el Sapo, en Morazán, y el Tamulasco, en Chalatenango.
Con el objetivo de analizar cuáles son los afluentes con mayor grado de limpieza en el país, un grupo de biólogos de la Universidad de El Salvador seleccionó en 2017 estos tres torrentes, uno por cada zona del país.
El método que usaron los expertos en biología fue revisar y registrar cuáles son las especies, tanto animal como vegetal, que crecen dentro de los ríos. Esto incluye insectos y algas de todo tipo. Para esta tarea, se valieron de redes y otros implementos adecuados para documentar el desarrollo de la biodiversidad.


Descubre cuáles son los tres ríos con aguas cristalinas que hay en El Salvador
El Diario de Hoy documentó el proceso de análisis de tres ríos, considerados por autoridades oficiales y expertos biólogos de los más limpios por su población animal y vegetal: el Maishtapula, en Ahuachapán; el Sapo, en Morazán, y el Tamulasco, en Chalatenango. En el país hay alrededor de 324 ríos, pero son muy pocos los que están en condiciones de albergar vida animal y brindarle sustento a las comunidades sin que representen un riesgo para la salud.
Según el informe sobre la calidad del agua de los ríos de El Salvador 2017 realizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), aún existen algunos ríos con calidad de agua calificada como “buena”, pese a la constante deforestación y la demanda poblacional.
Expertos señalan que el estudio de las poblaciones de animales, más que todo peces e insectos que desarrollan sus ciclos de vida en el agua, es una de las formas para medir la pureza del agua en estos escenarios naturales.

Alberto González, miembro del Instituto de Ciencias el Mar y Limnología de la Universidad de El Salvador (Icmares), señaló que el país ya resiente el descuido medioambiental, y agregó que resulta revelador que solamente en las partes en las que un río se encuentra cerca de poblaciones humanas se muestran los mayores niveles de contaminación.
Una triste realidad es que, en El Salvador, la cantidad de agua potable disponible es escasa, pues muchas fuentes para obtenerla ahora están restringidas por su contaminación, de acuerdo con expertos en el tema.

Río Maishtapula, Ahuachapán
Se halla en el municipio de San Francisco Menéndez, Ahuachapán, dentro del área del parque nacional “El Imposible”. Una de sus características es la frescura de sus aguas, debido a que elevación donde se encuentra es de 765 metros sobre el nivel del mar y a su accidentada topografía llena de piedras de diferentes tamaños.
Tal como sucede con Tamulasco, el río Maishtapula no posee un flujo de agua muy rápido, por lo cual el sedimento de las lluvias suele permanecer suspendido en el agua dándole coloraciones marrones, aunque el color del río comúnmente es verde.

La vegetación en los alrededores de este río, particularmente, es muy frondosa y diversa; en muchos puntos, esta cubre por encima con la copa de sus árboles varias partes del afluente. En las zonas de poca profundidad, el agua es especialmente cristalina, pues la presencia de árboles a lo largo de su extensión influye mucho en este factor.

Calidad de agua es “buena” sólo en el 32 % de ríos salvadoreños
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Durante la exploración pudieron observarse en los alrededores especies de patos llamados Cairina Moschata, así como tacuacines. Tras examinar la zona, el equipo de biólogos extendió sus redes en varios puntos del cauce del río para intentar atrapar las esquivas especies de peces entre la corriente y las rocas.
Se logró capturar un tipo de mojarra de río, conocida como Amatitlatia Nigrofasciata, criaturas altamente sensibles a las variantes de las aguas. Este río también ha sido catalogado por las autoridades como uno de los más limpios del país.

Río Sapo, Morazán
La cuenca de este río, ubicado en su mayor parte en el departamento de Morazán, se extiende a lo largo de los municipios de Perquín, Joateca, Arambala y Meanguera, en la parte norte, con una extensión de aproximadamente 6,000 hectáreas.
Dicho afluente se caracteriza por el color azul turquesa o verdoso, otorgado por las algas y microorganismos que se encuentran en él. Su temperatura es muy fresca, marcando un aproximado de 19 a 23 grados centígrados.

A lo largo de su extensión se hallan formaciones rocosas que crean pozos y partes estrechas, formando pequeñas cascadas donde el agua obtiene un flujo rápido y permite su oxigenación, una condición indispensable para la proliferación de vida acuática.
Como resultado de la meticulosa búsqueda, los biólogos encontraron las siguientes especies: una araña de la familia trachaleidae, insectos de la familia libeludae, y peces de diversas especies, entre ellas el Sapo o Bufo Corccifer, de donde se inspira el mismo nombre del río.
Contrastando las especies encontradas por los biólogos con el informe sobre la calidad del agua de los ríos de El Salvador, elaborado en 2017 por el MARN, la calidad de las aguas del río Sapo se cataloga como “buena”.

Río Tamulasco, Chalatenango
El río Tamulasco es uno de los principales ríos de Chalatenango y sus inmediaciones. Su nacimiento se encuentra en el municipio de Las Vueltas, cercano a la frontera entre El Salvador con Honduras. Posee un extensión aproximada de 30 kilómetros, aunque solo los primeros 20 se caracterizan por tener aguas muy limpias y frescas, debido a que la parte que fluye cerca del casco urbano ya está contaminada.

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Aunque a simple vista el color del agua de este río no lo hace ver como el más limpio, los biólogos han señalado que el mismo está lleno de vida, abarcando desde insectos hasta peces pequeños. Su color verdoso se debe al sedimento que se desprende desde el suelo. También se encuentran, en los alrededores, amplias especies de arañas que tejen sus telas en las ramas cercanas al agua.

Debido a su lecho rocoso y poca profundidad se forman múltiples pozas o estanques donde se desarrollan las especies acuáticas.
Para apreciar mejor el color cristalino del agua, los biólogos recomiendan dejarla reposar en un recipiente para que el sedimento se deposite en el fondo del mismo.
El informe del MARN ha señalado que la calidad de las aguas del río Tamulasco se mantiene de forma constante, por lo que lo ha catalogado como de “buena calidad”.

Foto EDH / Ricardo Flores