Benito Arias Montano (1527-1598) humanista

“Frente a las guerras de religión, frente al dogmatismo y la intolerancia, Arias Montano representa el diálogo y la comprensión mutua, la colaboración intelectual y el intercambio entre las culturas y los credos más diversos, tal como quedó inmortalizado en la Biblia (Políglota) impresa en Amberes en los talleres de Plantino, bajo el patronazgo de Felipe II y la supervisión del propio Montano”, Hänsel, Sylvaine.

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Retrato de Benito Arias Montano pintado por Rubens.

Por Doctora Katherine Miller

2018-11-24 4:30:15

Europa, durante la vida de Benito Arias Montano, estaba envuelta en el siglo de las guerras de religión en las regiones que iban a ser Alemania, Países Bajos y España, Francia, Inglaterra y Europa Central. Era también la época del humanismo, aquella búsqueda, celebración, edición, impresión y estudio de los clásicos en latín, griego y hebreo, especialmente para corregir errores lingüísticos y filológicos en el Nuevo Testamento de la Biblia Vulgata, traducida desde el griego al latín por San Jerónimo y así facilitar el camino a la claridad de la salvación ofrecida en esta Biblia católica que fue aprobada por el Concilio de Trento.

Las guerras formaban parte de la violencia internecina que incluyó la violencia de menor envergadura de la primera fase de la Inquisición en España, dentro de la Reforma Católica que comenzó el Cardenal Jiménez de Cisneros. Siguió, en 1517, la Reforma Protestante que impulsó Martín Lutero cuando clavó sus tesis a la puerta de la capilla de la Universidad de Wittenberg, dividiendo, así, Europa entre católicos y protestantes y las distintas doctrinas que anunciaron que desembocaron en las guerras religiosas y sangrientas de unos contra otros.

Estas guerras religiosas abarcaron un período que incluyó la Reforma Católica, la Reforma Protestante, el Concilio de Trento y la Contra Reforma Católica, hasta el final de la Guerra de Treinta Años que terminó en aproximadamente 1630.

En medio de este período aparece Benito Arias Montano. Era uno de los hombres más intelectuales y sobresalientes de los renacimientos europeos. Nació en Extremadura, España, en 1527, estudió en la Universidad de Alcalá de Henares y dominaba a profundidad 15 lenguas, incluyendo inglés, francés, finlandés, latín, griego y hebreo. Una de sus grandes obras fue la de supervisar la Gran Biblia Regia Políglota de ocho tomos publicada en Amberes entre 1568 y1573.

Mapa de Europa Occidental, siglo XVI.

Obviamente, como humanista destacado y hebraísta esmerado, Arias Montano era un impulsor de nuevos métodos exegéticos. Evolucionó hacia una amistad con Desiderius Erasmo de Rotterdam, otro traductor, filólogo y editor del Nuevo Testamento desde el griego al latín, quien impulsó, con todas sus fuerzas, la búsqueda de la paz, en la misma manera que lo hizo Erasmo en su Querella por la Paz, El Elogia a la Locura y sus Adagios.

Arias Montano se adhirió a la Filosofía Cristi del renacimiento del norte de Europa, promulgado por Erasmo, Santo Tomás Moro, Dr. John Colet, rector de la catedral de San Pablo en Londres. Fue un esfuerzo para la reforma desde dentro de la iglesia después del Concilio de Trento, enfocándose en la vida interior del alma. Sobre la Filosofía Cristi, escuchamos a Juan José Jorge López en su obra El Pensamiento Filosófico de Benito Arias Montano. Una Reflexión sobre su Opus Magnus: “Arias Montano favoreció la Filosofía Christi, el ansia de renovación espiritual, el concepto de perfección, todo ello envuelto en un aroma erasmiano… sin embargo, no logró convertir a Montano en un erasmista a ultranza.”

Arias Montano era, también, miembro de la Orden de Santiago, orden religiosa y militar; capellán de Felipe II quien financió y bajo cuya supervisión fueron publicados, en 1561, en Amberes, los primeros cinco capítulos de la Biblia Regia Políglota— el Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento acabado en columnas en hebreo, aramáico, siriaco, griego y la versión en latín Vulgata de san Jerónimo. El objetivo de su publicación era un esfuerzo humanístico para permitir a los lectores cristianos comparar las lenguas originales con las traducidas del Pentateuco y con la traducción de la Biblia desde el griego al latín Vulgata, este último siendo el texto aprobado por el Concilio de Trento, por el uso normativo de la Iglesia. De esta obra, la imprenta de Plantino publicó 1200 ejemplares—una cantidad enorme en esos tiempos —además de varios impresos en pergamino para Felipe II.

Retrato de Felipe II.

En 1572, el mismo año de la masacre del Día de San Bartolomé en Francia, Arias Montano viajaba a Amberes durante el recrudecimiento de la Inquisición y los Concilios de Sangre (1567-74), ambos impuestos por el mismo Duque en que los holandeses calvinistas fueron castigados por haber dejado la fe católica. Desde Amberes, Arias Montano, después de estos hechos, pide mayor clemencia de Felipe II y también limitar los actos de soberbia del Duque. El rey Felipe II, envuelto en las siete bancarrotas de su monarquía que dejó España en sus rodillas, responde que está de acuerdo con la clemencia pedida por Arias Montano, quien fungió como su capellán.

En estos tiempos, Arias Montano mismo, junto con su gran amigo Fray Luis de León, estaban encausados por la primera fase de la Inquisición por ser judaizante —Arias Montano, por su expertise en hebreo y su supervisión del trabajo filológico en la Biblia Regia de Amberes, que incluyó una columna del Pentateuco en hebreo— cuyo objetivo era erradicar a los judíos-conversos recaídos. En estas atarrayas de la “limpieza de la sangre”, en que muchos fueron encausados, al aparecer, Arias Montano fue absuelto de ser ni de descendencia judía, ni moro, aunque fue amigo cercano de un amplio círculo de judíos conversos en Amberes.

Mientras vivió en Amberes y trabajó con la imprenta de Cristoph Plantino, nuestro hombre declaró que esta era la parte más feliz de su vida. Formó parte, durante este tiempo, de un grupo denominado la Familia Caritatis (la familia de amor), que abogó por un espíritu de tolerancia en medio de las guerras. Otros miembros de este grupo con Arias Montano, también denominado el Secto de Amberes, eran Justo Lipsio, Cristoph Platino, un grupo de mercaderes y banqueros, miembros de los Masones, además de Gemma Frisius, una mujer matemática reconocida y Geert Mercator, el famoso cartógrafo que produjo la proyección Mercator del mapa del mundo en el siglo XVI. Es importante mencionar que, desde Amberes, Arias Montano fue llamado por Felipe II a regresar a España y asumir el puesto de bibliotecario de El Escorial, tarea con que cumplió.

Se dio la suerte que la Biblia Políglota de Amberes, que fue financiada por Felipe II, mientras que España se mantenía con la plata de las minas de América, fracasó en ventas, elevando así las dudas del Vaticano. Algunos de los participantes en su preparación murieron en las mazmorras de la Inquisición. Muchos libreros fueron quemados y torturados por traer libros en barcos con tintes protestantes a España. Eran los tiempos de los Autos da Fe de la Inquisición cuando hasta 124 personas fueron quemadas vivas en un solo acto.

LECTURAS RECOMENDADAS:

Bataillon, Marcel. Marcel. Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI (Fondo de Cultura

Económica, 1937).

 

Gómez Canseco, Luis. Luis. Poesía y Contemplación de las Divinas

Nupcias de Benito Arias Montano y su entorno literario (Huelva, 2007).

 

Hänsel, Sylvaine.

Benito Arias Montano (1527-1598). Humanismo

y Arte en España (Huelva, 1999).

Tal vez sería el momento de comentar sobre porcentajes y números de muertos por razones religiosas en la Europa de los siglos XVI y XVII. La contabilización de los que fueron quemados vivos por la Inquisición era igual o menor de los que fueron torturados y quemados vivos por los Consistorios calvinistas de Ginebra bajo órdenes de Juan Calvino: Miguel de Servet, quien, como científico, descubrió y publicó sus hallazgos sobre la circulación pulmonar de la sangre siendo el ejemplo martirizado más conocido. Servet fue quemado “a fuego lento” por ordenes de Calvino.

La persecución de los católicos por los protestantes y viceversa en las guerras de religión durante estos tiempos cobraban miles y miles de vidas. La Inquisición, o, Santo Oficio, formaba parte, pero no del todo, de estos tiempos peligrosos y nefastos. Y es importante tomar nota que el humanista Arias Montano, después de participar plenamente en el Concilio de Trento en representación de España, pidió de Felipe II, clemencia y merced en los tiempos de los Concilios de Sangre convocados por el Duque de Alba durante el recrudecimiento de la Inquisición en los Países Bajos, que estaban bajo el dominio de España y cuando había comenzado la conversión de mucha de la población al calvinismo, igual como en Francia en el caso de los huguenotes, calvinistas franceses.

En 1574, Arias Montano viajó a la Universidad de Lovaina y participó en la revisión filológica de la Biblia Sacra Vulgata con los teólogos de aquella universidad antes de visitar Sevilla para formar un grupo de científicos, biólogos. En este tiempo, antes de su muerte, Arias Montano es consultado por la Inquisición (el Santo Oficio de Sevilla) sobre si fue judío, a lo que respondió que no comió carne de cerdo por ser vegetariano.

Por todo eso, tomado de su contexto e interpretado por eruditos protestantes y católicos, las obras de Arias Montano fueron condenadas y, por la reputación de aquellos tiempos, hay pocas ediciones modernas hoy. No obstante, su correspondencia y escritos no publicados son voluminosos y se comienza a reconocer como era de valioso el aporte de este humanista. Fue un hombre de sus tiempos y no de los nuestros; pero fue un hombre que hizo aportes valiosos para nuestros días. Debemos verlo con lentes renacentistas del siglo XVI y no del siglo XXI.

(Por medio de la argumentación sobre los crímenes, pero también del arte y publicación de libros humanistas que aportan ideas maravillosas, podemos entender indirectamente el trabajo de Arias Montano por medio de unos ejemplos de indirección. Así que, para tomar un solo ejemplo entre muchos, consideramos el gran jurista francés, Jean Bodin, como juez, jurista humanista y pensador jurídico de sus tiempos en el renacimiento de Francia. Bodin, hombre de sus tiempos, persiguió a las brujas. Su siglo era el de la persecución enorme, injusta y sangrienta de mujeres acusadas de ser brujas. El punto es que sería inimaginable que Bodin NO persiguiera a las que fueron acusadas de ser brujas, pues, vivió, trabajó y escribió en el siglo XVI y no en el nuestro. De la misma manera, sería, por ejemplo, anacrónico acusar a Julio César de ser criminal de guerra por el genocidio que cometió en Galia—aunque seguramente cometió genocidio en Galia. Hay mucho que condenar en la Antigüedad, la Edad Media y los Renacimientos, pero, a la misma vez, hay mucho que admirar.

Cerrar la puerta no es la solución. Estudiar lo que se puede, y condenar lo que se tiene que condenar, es siempre la manera).

Que Benito Arias Montano era un humanista de la primera agua, no hay duda. Su obra mayor, el Opus Magnum fue impreso por Plantino en Amberes y, como Aria Montano era un sacerdote católico, fue escrupulosamente observado por muchos expertos en teología y por la misma Inquisición.

Desde dentro de la Iglesia, el Índice de libros prohibidos presentado por el Santo Oficio incluyó, por un período, las obras del amigo de Arias Montano, Desiderius Erasmo (también sacerdote católico) hasta que ambos fueron expurgados y la edición de Los Adagios de Erasmo, fue comisionada por el Concilio de Trento, preparada por Paolo Manuzio, con prefacio de su hijo Aldo Manuzio, el impresor católico de Venecia, y publicada en Florencia en 1575 con el imprimatur (aprobación después de la revisión del Vaticano) del Papa Gregorio III.

Benito Arias Montano, además de ser un humanista sobresaliente, era amigo de judíos conversos, de Erasmo y de muchos quienes optaron por la tolerancia en los tiempos de la intolerancia. Como meditó Arias Montano: “Si cree que la educación sobre estos temas no es importante, prueba con la ignorancia”. Se descansa el caso.

FIN.