El pintor y ajedrecista ruso-francés Spiro Rossolimo fundó en San Salvador, en agosto de 1915, la Academia de Dibujo y Pintura en la que el joven Salazar Arrué comenzó sus estudios de arte. Fotografía cedida por la Academia de Geografía e Historia, ciudad de Guatemala.
Eva moderna, una de las portadas e ilustraciones a color que Salarrué hizo para revistas salvadoreñas de la década de 1920, como Espiral y Germinal. Nótese la firma del autor con sus apellidos como compás místico. Imagen proporcionada por la Hemeroteca Municipal de Madrid, España.
Elogiada en varias exposiciones en Estados Unidos, el óleo La monja blanca (1941) es una de las más conocidas pinturas de Salarrué. Fotografía proporcionada por la Colección Nacional de Pintura, Sala Nacional de Exposiciones “Salarrué”, Ministerio de Cultura de El Salvador.
Fotografía en blanco y negro del mural que Salarrué hizo, en 1942, en la Escuela “Eduardo Martínez Monteagudo”, en la colonia América, barrio de San Jacinto. Imagen proporcionada por la Fundación Francisco Zúñiga, ciudad de México.
Barca, óleo de Salarrué, con su firma abajo. Fotografía procedente del Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), San Salvador.
Cipitío. En este óleo, Salarrué muestra a ese personaje de la mitología salvadoreña con marcados rasgos indígenas, detalles de duende y una vara de zahorí en una de sus manos. Imagen digital por cortesía del Museo de Arte de El Salvador (MARTE), San Salvador.
Este óleo sin fecha es, a la vez, un retrato de Sagatara (amo y señor de Dathdalía, el imperio atlante de la novela O´Yarkandal) y una Semblanza o “autorretrato psicológico o del alma” del propio Salarrué. Fotografía procedente del MUPI.
Autorretrato del joven S. Salazar A. (como firmaba entonces), con dedicatoria para su tío Francisco Núñez Arrué, enero de 1918. Imagen procedente de una colección privada, San Salvador.
