El quinto foro Informándonos “Educación Temprana, la Clave para El Salvador”, realizado por la Fundación Rafael Meza Ayau (FRMA) en apoyo a la iniciativa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Consejo Consultivo de la Niñez, en su segundo día, se concentró en la discusión sobre la Ley de Sala Cuna, la cual fue aprobada por la Asamblea Legislativa, en mayo pasado.
La Ley de Sala Cuna específicamente regula la implementación de salas cuna y lugares de custodia para los hijos de trabajadores públicos, privados, de instituciones autónomas y municipales, y entrará en vigencia en el 2020.
Dicha ley específica en algunos artículos que gozarán de este beneficio laboral los padres de menores de cero hasta los tres años, y debe ser implementado por las empresas e instituciones públicas, que tengan más de 100 empleados.
Foto EDH / Ricardo FloresLos panelistas del conversatorio fueron Claudia Umaña, vicepresidenta de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social de El Salvador (Fusades); Florentín Meléndez, exmagistrado de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia; Darlyn Meza, exministra de Educación; y David Reyes, diputado de la Asamblea Legislativa.
En el conversatorio los panelista destacaron la importancia de la implementación de la ley, pero principalmente de la corresponsabilidad entre las empresas y el Estado para darle las mejores condiciones al niño para su desarrollo, donde en su estadía en las salas cuna reciba no solo cuido, sino educación, ya que el beneficio se da para los menores entre cero y tres años, edades en las que es imperante la educación inicial.
Florentín Meléndez hizo una reseña del retraso que tiene la ley, que aparece en la Constitución de la República de 1983, en el artículo 42, inciso 2, donde habla de trabajo y seguridad social, que indica que “las leyes regularán la obligación de los patronos de instalar y mantener salas cuna y lugares de custodia para los niños de los trabajadores”.
En la ley se estipula que las entidades que velarán por el funcionamiento de las salas cuna son el Consejo Nacional de la Niñez y de la Adolescencia (CONNA), en coordinación con el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA); pero estas entidades deben ser fortalecidas para que desempeñen de una manera óptima sus funciones como entidades vigilantes de la aplicación de la ley.

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La normativa será aplicable al sector público, la empresa privada, instituciones autónomas y municipales.
“Un problema en este momento es que no hay Sala (de lo Constitucional) por lo tanto no hay quién de cumplimiento a la sentencia”, dijo Florentín Meléndez.
Los panelistas también hablaron sobre varios de los problemas sociales a los que se enfrentan los trabajadores, al implementar la ley, uno de ellos es el transporte, ya que la mayor parte de los trabajadores se movilizan en transporte público; además, no se habla de la inclusión de menores con discapacidades y de la necesidad de personal capacitado para atenderlos.
Otros de los puntos de debate es el reglamento para la ley, que debe de realizarse en conjunto (Estado, empresas, sociedad) y contener todos los puntos necesarios para que se cumpla de manera óptima, entre estos que debe contener los temas nutrición y salud.
Durante la jornada, se realizó un segundo conversatorio con dos panelistas Edwin Escobar, director ejecutivo de American Industrial Park; y Yolanda Rivera, de la Fundación Garrobo, de Textiles Opico (TexOps) S.A. de C.V. , que han establecido Centros de Desarrollo Infantil en sus instalaciones. Ambos representantes compartieron la experiencia de las empresas, en cuanto a la educación que reciben los hijos de los trabajadores y como manejan estos centros.
Los invitados explicaron que en los centros implementan el método Montessori, que ayuda a que los niños aprendan a aprender y a su ritmo, según dijo Shannon Falkenstein, cofundadora de Acton Academy, en su ponencia del martes pasado en el foro; un método de enseñanza efectivo para la primera infancia.
Una de las guarderías que funcionan en estas empresas brindan la atención a los menores de forma gratuita, mientras que la otra lo hace a través de cobro simbólico que se establece por medio de un estudio socioeconómico, de acuerdo a idea de que “lo que no cuesta no se valora”, dijo Escobar, en el sentido de que los empleados toman más conciencia de llevar a sus hijos al centro de desarrollo infantil cuando valoran que están haciendo una inversión.
Otras de las actividades que se desarrollaron durante el foro fueron talleres donde los representantes de empresas y organizaciones invitadas opinaron sobre las preocupaciones y oportunidades acerca de la implementación de la ley.
Algunas de estas fueron la inversión financiera para implementar la sala cuna, el costo de operación, determinación del espacio e infraestructura, la contratación de personal capacitado para atender las necesidades de los niños y de su educación inicial, que es prioridad en las edades que especifica la ley.

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El grupo parlamentario propone que la atención se dé desde que nace el niño del empleado hasta 3 años de edad.
Entre las inquietudes sobre la implementación de las salas cuna estuvo también cuál sería la situación de los hijos de los trabajadores del sector informal, que según representantes de empresas equivalen entre el 70 % y 75 % de la actividad laboral del país; además de la barrera cultural, donde las familias piensan que los hijos se cuidan mejor en casa con algún pariente, lo cual impide que los menores tengan acceso a una educación inicial, que no se valora como una necesidad.
Entre las oportunidades, los asistentes destacaron que con la aplicación de la ley mejorará el trabajo que se realizará con la primera infancia en el país, además de que se creará una fidelización de los empleados con la empresa y que no se verá como una imposición sino como conciencia social, además de que se verá como forma de prevención de la violencia.
Empresas comparten su experiencia de tener guarderías
Edwin Escobar, director ejecutivo de American Industrial Park; y Yolanda Rivera, de Fundación Garrobo, de la empresa Textiles Opico (TexOps) S.A. de C.V. expusieron acerca de los Centros de Desarrollo Infantil que implementan en sus compañías, ante la necesidad de darle un beneficio a los hijos de los trabajadores.
Escobar explicó que en la empresa que dirige iniciaron con el Centro de Desarrollo Infantil en el 2009, al darse cuenta de la necesidad de la inversión en la primera infancia.
Mientras que Rivera dijo que iniciaron en el 2010 implementando el método Montessori, un beneficio para los hijos de los 1,200 empleados de la empresa.
La necesidad de crear una sala cuna inicia, expuso Rivera, al ver que mujeres de 18 años ya tenían hijos y laboraban para la empresa; la fundadora de Fundación Garrobo, Jiji Rentsch, opinó que era como niños criando niños. Añadió que también había otras jóvenes de esa misma edad que no se insertaban al sector laboral debido a que tenían que cuidar a sus hijos.

“Una palabra que tanto me ha encantado hoy es “Convicción”, no necesitamos leyes, solo querer hacerlo, y así fue como surgimos”, indicó Rivera.
En el caso de American Industrial Park, en su Centro de Desarrollo Infantil (CDI) brinda atención desde cero hasta cuatro años, además de implementar el método Montessori, de estimulación temprana en arte, interacción social, mejora del lenguaje, medio ambiente, y darles una dieta balanceada a los niños, a un costo de $120 que pagan los padres.
Escobar explicó que el costo por niño es de $350 al mes, pero que la empresa ayuda en parte con becas o medias becas, según un estudio socioeconómico que se realiza a la familia, con la idea de que los padres valoren la educación que se les está brindando a los niños, bajo la idea de que “lo que no cuesta no se valora”.
En cuanto a la sala cuna implementada por la Fundación Garrobo, esta es gratuita para los empleados, y el costo por niño es de $245, y también brindan la educación con el método Montessori.
Además trabajan en coordinación con el sistema público de salud. Escobar agregó que debe haber una convicción de parte de las empresas para evitar la resistencia en la implementación de las salas cuna, ya que es un beneficio para los padres y también para las mismas compañías.