“Allá adelante hay cárteles que ya nos están esperando”: segunda caravana de migrantes salvadoreños ya recorre Tapachula

La caravana de migrantes salvadoreños que cruzó el rio Suchiate el viernes ya camina por las calles de Tapachula, en el estado fronterizo de Chiapas, 40 kilómetros al interior de México. La amenaza de los cárteles mexicanos de la droga ha comenzado a minar el ánimo.

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La segunda caravana de salvadoreños camina por las carreteras de Tapachula. Salieron de Metapa durante la madrugada de este domingo y debieran llegar a Huixtla en algún momento del lunes. Foto EDH/Cortesía

Por Marvin Romero

2018-11-04 11:47:56

La segunda caravana de migrantes salvadoreños pasó su segunda noche en México en el parque de la localidad de Metapa, en el estado sureño de Chiapas. Llegaron ahí el sábado para recuperar fuerzas. Algunos, los que viajan con niños y ancianos, fueron acogidos por familias mexicanas, que abrieron las puertas de sus casas para que los salvadoreños se protegieran.

Muchos recuerdan que hubo rezagados al cruzar el río Suchiate y, al no verlos en el parque, se preguntan si “cayeron”, detenidos por la policía mexicana. Desconocen que, en realidad, fueron decenas de salvadoreños – 81 en total – los capturados por las autoridades de migración en México, durante el cruce del Suchiate, y que ya fueron deportados, de vuelta a El Salvador.

“Ahí andaban diciendo que como unas treinta personas se cruzaron el río de último y adelante ya los estaban esperando los de migración”, relata Eduardo López, que pasó la noche en una de las aceras del parque en Metapa.

Un grupo de salvadoreños salió de Metapa durante la madrugada de este domingo y debieran llegar a Huixtla en algún momento del lunes. Foto EDH/Lissette Lemus

El joven estaba indeciso entre aceptar la oferta de asilo en México y cruzarse como “ilegal”. Optó por la segunda y confía en que fue la mejor decisión. “A esos pobres, supuestamente los agarraron, también iban unos haitianos”, continúa relatando lo que escuchó sobre los rezagados del río.

“Es una lástima porque se quedaron, no sé, nosotros creíamos que habíamos esperado hasta el último en cruzar”, dice cuando confirma que los últimos en pasar el río ya fueron retornados a El Salvador.

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“Cuando vimos que ya no venía nadie más, decidimos seguir avanzando”, agrega y reflexiona: “Ósea que ellos venían bien atrás”, concluye. En efecto, fueron varios los salvadoreños que, indecisos, no acompañaron al grupo principal que marchó hacia el Suchiate.

Esta es la ruta que sigue la caravana de migrantes salvadoreños

Se quedaron en el parque a esperar y cuando escucharon que la caravana había conseguido cruzar con éxito, tomaron sus maletas y caminaron, en solitario, los tres kilómetros hasta el punto de cruce. Ya habían pasado más de treinta minutos. “A esos los van a agarrar”, decían los balseros del lado guatemalteco, mientras veían como, un tanto angustiados, los salvadoreños rezagados intentaban apresurar el paso para tirarse al agua.

Detrás de ellos también caminaban varios grupos de periodistas internacionales que no se percataron del momento en que la caravana decidió cruzarse el río. Incluso voluntarios de defensa de derechos humanos y de protección al migrante tardaron en darse cuenta.

La segunda caravana de migrantes salvadoreños pasó su segunda noche en México en el parque de la localidad de Metapa. Foto EDH/Lissette Lemus

También, con el grupo de rezagados, caminaban algunos lugareños con bolsas y mochilas: eran las maletas que los salvadoreños debieron dejar atrás, pues temían ser arrastrados por la corriente si llevaban demasiadas cosas encima.

“Yo hasta pañales he conseguido”, le decía una mujer a otra, mientras se encontraban de frente al último grupo de salvadoreños: una pareja con su hijo y dos jóvenes. Las dos mujeres se quedaron cerca, parecía que esperaban a que también dejaran algo tirado en la orilla.

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Un equipo de El Diario de Hoy acompañó a un grupo de migrantes que partió a las 5 de la madrugada. Hasta las 4:40 de la tarde, 1,351 dejaron las fronteras: significa que 123 salvadoreños huyeron por hora en ese periodo. Esta es la crónica.

De hecho, eran varios los guatemaltecos que seguían en las riberas del río, muchos habían ayudado a los migrantes a cruzar por las partes más difíciles, otros les daban indicaciones. La mayoría simplemente observaban. “Nunca habíamos visto un cruce como este”, dijo uno, con la intención que los periodistas lo escucharan. En ese instante, seguramente, los últimos en entrar al agua, eran detenidos.

Les esperan 5,700 kilómetros de camino

“Cabal eso estaban esperando, a los de último cacharon, al principio tampoco a nosotros no querían dejar pasar, pero éramos un montón”, dice Eduardo, desde la noche de Metapa. “Media vez sigamos juntos, vamos a llegar hasta donde sea”, reflexiona el joven. “Ojalá, primeramente, Dios nos escuche”, añade.

 

El principal temor de los integrantes de la segunda caravana de migrantes es la idea que las autoridades mexicanas los desintegren y así se les haga más fácil detenerlos y deportarlos.

Desconfían del hecho que una patrulla de policías federales los acompañe en cada paso del recorrido, de cerca de cuatro horas, que hicieron desde el río hasta Metapa. Las inclemencias del clima también parecen jugar en su contra. Una nube negra ha amenazado todo el tiempo con dejar caer una tormenta obre ellos, algunas gotas se desprendieron y los obligaron a refugiarse.

Muchos no estaban seguros si el grupo de rezagados seguía o en ruta o habían sido detenidos. Foto EDH/Lissette Lemus

“Hay mucha gente mexicana buena que nos está dando chance de quedarnos en su casa un rato cuando se ve que quiere llover”, dice Eduardo y el tono de voz se le enternece.

“Nos cayeron unas cuantas pringas, solo caen y se quita”, relata, “pero la gente mexicana es diez, la gente de aquí nos ha ayudado bastante”, añade.

Esa misma nube de lluvia presagia otros peligros para la caravana. “Mucha gente ya va con el miedo de que allá adelante hay cárteles – de droga – que ya nos están esperando”, dice y hasta baja un poco el volumen de su voz, las últimas palabras son casi un susurro. “También dicen que no van a aguantar el viaje las mujeres y los niños”, asegura. “Según se dicen, tenemos que prepararnos para cuando lleguemos a Tijuana”, relata.

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Lo cierto es que, nadie sabe aún cuál será la ruta que la caravana de migrantes salvadoreños seguirá en territorio mexicano. Las primeras caravanas –las de hondureños- se fragmentaron al sur del estado de Veracruz y siguieron rutas distintas. La mayoría atravesando Veracruz, hacia Tamaulipas: regiones con mayor presencia del crimen organizado.

De ser cierto que la segunda caravana de migrantes salvadoreños intentará pasar a Estados Unidos por Tijuana, deberán caminar por toda la costa pacífica del estado fronterizo de Chiapas y desviarse hasta Veracruz. De ahí deberían dirigir su rumbo a la Cuidad de México.

Aún les quedarían delante los estados de Guadalajara – Municipio de Manzanillo- Mazatlán, Hermosillo, hasta llegar a Baja California. En Hermosillo podrían desviarse a alguno de los puntos fronterizos de Agua Prieta, Naco, Nogales, Mexicali o Tecate. Esta es la ruta Noroeste, de 5732 kilómetros.

De momento, ya caminan por las carreteras de Tapachula, salieron de Metapa durante la madrugada de este domingo y debieran llegar a Huixtla en algún momento del lunes.

El principal temor de los integrantes de la segunda caravana de migrantes es que las autoridades mexicanas los desintegren y así se les haga más fácil detenerlos y deportarlos. Foto EDH/Lissette Lemus