Salvador Mariona pasó por los tres puntos clave en una institución. Fue jugador (y capitán), entrenador y presidente del Alianza FC. Y pasó por todas las etapas, la de mayor gloria del equipo pero también supo ponerle el pecho a tiempos difíciles.
¿Cómo fue que llegó al Alianza, Chamba?
Fue después de haber estado dos años en el Atlante, que era el equipo que mejor pagaba en ese entonces. Había varios jugadores de la Selección, Manzano, Pipo Rodríguez. Nos entrenaba Conrado Miranda. Llegué al Alianza cuando tenía 22 años y eso se lo debo y se lo agradezco a Don Gregorio Bundio. El llegó a Izalco, con Mauricio Salaverría Lagos, el presidente, a buscarme a mi casa.El DTme había ‘volado el ojo’. También me habían llamado de FAS, don Armando Monedero.
-¿Y por qué se decidió por los albos?
-Cuando Alianza jugaba en Guatemala, Bundio me llevaba como refuerzo. Mi sorpresa es que llegaron a mi casa en un carro Corvette, que era una nave para esa época (año 1965). Salgo a la puerta y estaba el carro con las dos puertas hacia arriba. “Puchica, llegaron los marcianos”, dije. Empezamos a negociar. Yo tenía cierta necesidad de un dinero, le pedí esa cantidad, algo así como mil colones y me dio un cheque en ese instante. Quedé agradecido con él y fichado con Alianza. A la semana llegaron Nazario y Héctor Salaverría una semana después de Leones de Sonsonate a hablar con mi mamá y mi papá. “Llegaron tarde, Chamba ya firmó con el Alianza”, les dijeron.
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-Y llegó al equipo para ser parte de la inolvidable ‘Orquesta Alba’…
-Hay mucha gente que hasta hoy habla de ese equipo, al grado que en EE.UU. hubo personas que lo han comparado con el Barcelona. Yo le dije no, por favor. ‘Es que daba gusto verlo ir a jugar a ustedes’, me responden. Es cierto que había gente que no era aficionada al Alianza pero iban a vernos porque querían ver buen fútbol.
-¿Cómo empezó a gestarse aquel equipo de leyenda?
-Águila y FAS dominaban el fútbol en aquella época, y los equipos de San Salvador veían pasar los campeonatos desde Santa Ana a San Miguel y viceversa. Carrasco Vivanco vino en el 64 al país y tenía la curiosidad sobre por qué ese equipo con buenas instalaciones, buenos jugadores, no podía ganar. Habíamos convencido a Hernán de que llegue al Alianza. Don Ernesto Sol Meza llegó desde Inglaterra de estudiar, vio lo que planteó Don Hernán y dijo, ‘hagámoslo’. Ahí empezó todo.
-¿Cómo se fue armando ese plantel?
-Con Zamora empezamos a recomendar jugadores que jugaban en otros equipos, con el perfil que Carrasco quería, el Conejo Liévano, Roberto Rivas, Don Hernán trajo al ‘Chueco’ Hermosilla, y luego a Hernán Álvarez, otro centrodelantero. Llegaron otros nacionales como Mario Monje, Guido Alvarado, ‘Pata Gorda’ Morales, el ‘Ruso’ Quintanilla quien salió de las reservas que creó Hernán. Una anécdota de como era todo:tenía una cavidad quística en el tobillo (hasta hoy tiene secuelas) y me enviaron a tratarme a México. Creo que soy el único jugador en la historia del país que han mandado a curar afuera. Así era Alianza.
-¿Qué fue lo mejor que tuvo ese equipo?
La orientación de Hernán Carrasco. La calidad de entrenador e incluso una orientación para la vida. El futbolista estaba señalado como vago y borracho en esa época. El nos remarcaba ‘Ustedes van a ser admirados por jóvenes y niños’. Eso nos ayudó muchísimo, en lo personal fue muy importante.
Ahí está El Salvador con Magaña, Pipo Rodríguez, Mariona , Mon Martínez y más https://t.co/viMfPaTyp0
— Gustavo Flores (@Gusflores21) 30 de marzo de 2017
-¿Por qué tanta supremacía sobre el resto de los equipos?
Los equipos en aquella época no eran fáciles. Águila trajo a Zozimo que fue campeón mundial de Brasil, tenía jugadores de la selección tica. FAS que tenía argentinos de gran nivel. Once Municipal también tenía grandes jugadores. Marte, Juventud Olímpica, UES, muchos buenos equipos.
-Y lograron cosas a nivel internacional que el fútbol salvadoreño hoy ve desde muy lejos.
-Si, fuimos campeones de Concacaf, el Santos vino dos veces con Pelé y le ganamos una, Peñarol que era campeón del mundo, River con casi toda la selección argentina, el arquero era Amadeo Carrizo. Con el América de México fue curioso: nos ganó 2-0 la primera vez y nosotros insistimos para que vuelvan porque sabíamos que podíamos con ellos. Y le ganamos 4-2.
-También en Alianza pasó momentos difíciles.
Sí. El último partido contra Sonsonate para no descender en 76-77. Les ganamos aunque el presidente de Sonsonate era también el presidente de la Asamblea y sacó un decreto para que no haya descensos. Si Alianza descendía ahí, creo que desaparecía. Nos debían dinero, nadie se hacía cargo del equipo.
-¿Tan mal estaba la situación?
Nadie respondía a las demandas en la Federación. Recibíamos apoyo de un vendedor de telas de Siman que tenía un microbús y él nos llevaba a todos los partidos de visita. Del equipo nadie respondía. La Federación nos dijo a los jugadores: “el equipo es de ustedes”. Nos sabíamos qué hacer, si fuera hoy se vende fácil con la difusión que tiene.
-¿Y qué hicieron?
-Fuimos a buscar a Mauricio Salaverría, quien se había retirado del Alianza. Nos dijo que nos iba a apoyar pero que haya otros directivos. Entonces apareció el Doctor Rodríguez para ayudar económicamente.
-Toda una vida en Alianza.
Jugué 14 años en Alianza, fui entrenador (llegó a una final de Concacaf), fue presidente del equipo. Me retiré en el Platense de Zacatecoluca, otro equipo grande de la época.
-¿Y hoy como lo sigue?
Honestamente voy poco al estadio, somos seguidores del Alianza y queremos que esté en los primeros lugares y destacar a nivel internacional. Lo veo siempre por televisión.
-Si tuviera que elegir un momento en Alianza, ¿cual sería?
Cuando salimos campeones por primera vez en San Miguel, le ganamos al Águila 2-1. Fue el primer título, en 1967. Creo que fue el mejor momento de todos. El proyecto empezaba a dar sus frutos y fue muy especial.