Seguramente en alguna ocasión ha percibido un olor rancio en los ancianos. También es muy común en los asilos, en los señores de edad que deambulan en las calles, pero también los que están bien cuidados en casa.
Incluso sentimos que el hedor se adhiere a los sillones, almohadas, ropa de cama y respaldos de la silla, como una huella invisible de que ahí estuvo un abuelito o abuelita. Ese mal olor de verdad existe, y lo vamos a padecer TODOS sin excepción.
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José María Antón, químico e investigador de biotecnología, tiene una explicación clara sobre el asunto.
Antes que nada no se trata de falta de aseo en los adultos mayores u otros fluidos como el sudor, orines o saliva, tampoco por alguna enfermedad e incluso las telas que escogen para su ropa, como muchos creen.
“Lo causa el 2-nonenal, una molécula que se genera en la piel al oxidarse de forma natural los ácidos grasos de la barrera lipídica”, explica Antón y añade que “huele realmente mal, tanto que cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta”.
En la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. Institutos Nacionales de Salud, se encuentra la primera investigación que se realizó al rededor del 2-nonenal. Estuvo a cargo de los japoneses de la compañía Shisedo en 2001.
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Una explicación al respecto
El documento que se titula “2-Nonenal recién encontrado en el olor del cuerpo humano tiende a aumentar con el envejecimiento”, explica de la siguiente manera (citamos textualmente): “el olor del cuerpo humano consiste en varios tipos de componentes de olor. Aquí, hemos investigado los cambios en el olor corporal asociado con el envejecimiento. El olor corporal de los sujetos entre las edades de 26 y 75 fue analizado por cromatografía de gases del espacio de cabeza / espectrometría de masas. 2-Nonenal, un aldehído insaturado con un desagradable olor graso y herboso, se detectó solo en sujetos mayores (40 años o más). Además, el análisis de los lípidos de la superficie de la piel reveló que los ácidos grasos insaturados omega7 y los lípidos también aumentaron con el envejecimiento y que hubo correlaciones positivas entre la cantidad de 2-nonenal en el olor corporal y la cantidad de ácidos grasos insaturados omega7 o peróxidos lipídicos en la superficie de la piel lípidos. 2-Nonenal se generó solo cuando los ácidos grasos insaturados omega7 se degradaron mediante pruebas de degradación en las que algunos componentes principales de los lípidos de la superficie de la piel se descompusieron oxidativamente usando peróxidos lipídicos como iniciador de una reacción oxidativa en cadena. Los resultados indican que 2-nonenal se genera por la degradación oxidativa de los ácidos grasos insaturados omega7, y sugieren que 2-nonenal puede estar implicado en el cambio relacionado con la edad del olor corporal”.
Los japoneses llamaron a esa esencia corporal ‘kareishu’. Según Antón los cambios hormonales de la madurez propician el brote de esta molécula. El cuerpo va perdiendo la capacidad antioxidante natural y el resultado de ello es la peroxidación, en la que se genera más 2-nonenal, con lo que el cuerpo huele cada vez peor.
¿Cómo eliminar ese olor?
Desafortunadamente no es fácil, el agua y el jabón no son suficientes. Sencillamente “es complicado de eliminar”, dice Antón. Sin embargo se puede neutralizar con algunos productos específicos (pregunte a su médico de cabecera, él le recomendará alguno).
Otro punto muy importante es que a medida que avanzamos de edad, vamos perdiendo el olfato. A los 70 años somos inmunes al olor. Las fibras olfativas y algunas neuronas que se encargan de procesar las fragancias mueren poco a poco.
El general el cuerpo se va deteriorando, solo nos queda ser comprensivos con los abuelitos y abuelitas, puesto que si exceden de colonia sin percibirlo no es su culpa, su sentido del olfato irá cada vez decayendo.