Es lamentable pero los hechos de violencia en el fútbol salvadoreño se van haciendo costumbre. Este Apertura 2018 se ha visto envuelto en distintos acontecimientos que deberán revisarse y castigarse sin importar dueño o color.
Distintos personajes que se dicen aficionados al Firpo, aunque en realidad lejos están de querer a ese equipo y al fútbol en general, han ocasionado disturbios y agresiones varias.
Primero la embistieron contra el hijo de un directivo en las plateas del Cuscatlán tras perder con Audaz y ante la vista de todos. Se sintieron impunes y quedaron debidamente identificados en fotos y videos de los muchos periodistas presentes. La “excusa” fue la pésima administración del equipo, que obviamente no justifica ninguna violencia. No se informó luego sobre las detenciones de estas personas pero asistentes al mismo equipo volvieron a agredir cobardemente a un cobrador de buses en San Miguel: diez contra uno.
Daniel Aráoz, actor argentino: “El fútbol es un deporte que tiene un condimento artístico”
ENTREVISTA - EDH Deportes habló con uno de los máximos exponentes del cine y la televisión en Argentina. Para los amantes de las charlas con sustancia, este mano a mano es más bien un café sobre cine, fútbol, y la vida misma; y “tomarlo” con Daniel Aráoz, no es una cuestión de todos los días
Otra vez los videos identifican claramente a los violentos. Las redes sociales ayudan a difundir a estos personajes que se suben al fútbol para atropellar a todos.
La Comisión de Seguridad tomó algunas medidas como la que determina que los de Firpo no pueden ingresar a los estadios como barra organizada ni con instrumentos y declarar ‘persona no grata en los estadios’ a algunos detenidos y que fueron identificados. Se esperan nuevas medidas tras la reunión de mañana con las fuerzas de seguridad.
Semejante nivel de violencia se debe erradicar de tajo. El fanatismo convertido en agresiones se debe combatir sin medias tintas. Ni los malos dirigentes ni los resultados deportivos pueden utilizarse como excusa. Los violentos no deben apoderarse del fútbol como tristemente ya lo han hecho en otras latitudes. Las barras bravas de Argentina son el (peor) ejemplo. No lo permitamos.