Cerro de Las Pavas, santuario en el corazón de Cojutepeque

El lugar no solo está acomodado para el recogimiento espiritual, sino para ser un sitio turístico porque cuenta con diversidad de flora, fauna, áreas para caminar y descansar.

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El Cerro de las Pavas es una buena opción como destino turístico religioso, gastronómico y natural.

/ Foto Por René Quintanilla

Por Susana Joma

2018-07-26 7:14:33

CUSCATLÁN. El Cerro de Las Pavas, un punto de bosque ubicado en Cojutepeque, municipio de Cuscatlán, guarda un atractivo natural y un sello espiritual en el que más de un salvadoreño se ha refugiado en busca de descanso físico o espiritual; pero que para algunos todavía es un reto conocer para disfrutar de su clima agradable y caminar en medio de la vegetación.

En este bosque, que está a 40 minutos de San Salvador, está la imagen de la Virgen de Fátima que miles de fieles católicos llegan a venerar.

Luciano González Alvarado, reconocido residente del municipio, cuenta que este cerro “constituye un punto de atracción turística no solo para salvadoreños, sino para personas que vienen del extranjero movidos por la fe y porque les gusta disfrutar los parajes naturales”.

Desde el cerro, que está a 1,676 metros sobre el nivel del mar, se tienen unas vistas muy hermosas.

“ Al oriente se observa el Valle de Jiboa y el Chichontepec, hacia el Sur se ven las costas del litoral Pacífico, hacia el Poniente el Lago de Ilopango , parte de la capital y el cerro San Jacinto; hacia el norte la frontera con Honduras y en algunos lugares se alcanza a ver hasta parte del río Lempa”, indica mientras camina pausado entre los senderos.

Don Luciano, quien tiene mucho amor a su natal Cojutepeque, explica que en este sitio los visitantes pueden disfrutar del aire puro, de la observación de aves y de otros animales silvestres, entre ellos ardillas, cusucos, garrobos y monos pequeños.

“Aquí hay árboles de Brasil, madrecacao, palo de hule, mango y matazanos”, comenta, mientras inclina la cabeza y alza la vista para ver el follaje como buscando un ave o animal que se deslice en forma furtiva.

El Cerro Las Pavas se volvió santuario de la Virgen de Fátima en 1949. Ese año las autoridades eclesiales salvadoreñas entronizaron en una gruta que se edificó ahí una imagen traída de Portugal, la cual se dañó durante los terremotos de 2001 y tuvo que ser sustituida por otra que llegó de España.

En la actualidad la virgen está en el centro de un domo que construyó la municipalidad y el cual suele permanecer rodeado de arreglos de flores naturales. A un costado del domo hay una pared en la que están empotradas un sinnúmero de plaquitas con fechas y nombres de personas que han llegado a dar gracias a la Madre de Jesús por algún favor recibido.

González afirma que tanto el 13 de mayo, día que se conmemora la aparición de la Virgen en Cova de Iría, Portugal; así como el 25 de diciembre, que se conmemora la entronización de la imagen en ese lugar, es cuando hay más afluencia de visitantes; pero en los últimos años los turistas han incrementado la llegada en los fines de semana.

En la entrada del santuario hay de todo tipo de ventas. Foto/Jorge Reyes.

“Este santuario natural tiene un párroco, es el padre Ernesto Bernabé Júarez Sánchez, quien al mismo tiempo es párroco del templo San José en Cojutepeque, y quien ha inyectado ánimo y ha ordenado el lugar. El domingo hay santa misa desde la mañana. Hasta silla de rueda tienen para tender a las personas que no pueden caminar”, comentó.

Luciano González explicó que después de venerar la imagen, rezar el Rosario o simplemente hacer oración, los visitantes pueden dar una caminata y tomar sus alimentos en un restaurante que está en el cerro, o en otro ubicado en una finca de los alrededores, incluso se puede practicar deportes extremos.

“Aparte de la época de fiestas, los sábados y domingos la gente viene a vender cosas típicas, tamales de elote, salporcitos, marquesote, minutas para (calmar) el calor, sorbetes”, enumera.

Don Luciano quiere tanto ese lugar que es uno de los que se muestra preocupado porque los asentamientos ilegales han ido avanzando a tal punto que hoy casi llegan al área del Santuario, lo cual implica que hay un grado de depredación y daño en esa zona.

Luciano González explicó que después de venerar la imagen, rezar el Rosario o simplemente hacer oración, los visitantes pueden dar una caminata y tomar sus alimentos en un restaurante que está en el cerro, o en otro ubicado en una finca de los alrededores, incluso se puede practicar deportes extremos.

“Aparte de la época de fiestas, los sábados y domingos la gente viene a vender cosas típicas, tamales de elote, salporcitos, marquesote, minutas para (calmar) el calor, sorbetes”, enumera.
Sin embargo, las familias también pueden llevar sus alimentos y consumirlos a la sombra de las glorietas.

Don Luciano quiere tanto ese lugar que es uno de los que se muestra preocupado porque los asentamientos ilegales han ido avanzando a tal punto que hoy casi llegan al área del Santuario, lo cual implica que hay un grado de depredación y daño en esa zona.

Según indicó, desde hace diez años hay un decreto legislativo que prohíbe la tala de árboles y la construcción o reconstrucción de inmuebles en el Cerro de Las Pavas y que obliga a la alcaldía a la elaboración de un plan de manejo ambienta que se haga en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero no le han dado importancia y el sitio se deteriora.
“Es triste que sea explotado únicamente como un centro de turismo y no como un recurso de vida porque está considerada área de reserva hídrica. De aquí baja el agua que se imprime hasta el lugar conocido como el Borbollón de la fuente El Cacahuatal, que es desde donde nos devuelven el agua (ya) potable a varios municipios, incluyendo Cojutepeque”, explicó.

Indicó que desde hace diez años hay un Decreto Legislativo que prohibe la tala de árboles y la construcción o reconstrucción de inmuebles en Las Pavas y que obliga a la alcaldía a la elaboración de un plan de manejo ambienta que se haga en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero no le han dado importancia y el sitio se deteriora.

Estatua de la Virgen de Fátima en el Cerro de Las Pavas, Cojutepeque. Foto/Jorge Reyes