Carlos “Che” Martínez dejó la ciudad de Los Toldos, Argentina, sin saber adónde venía. Corría el año de 1991 cuando dos compatriotas le plantearon la oportunidad de venir a jugar a El Salvador con el FAS. No se lo pensó y decidió aventurarse sin conocer a qué país venía. La única referencia que le dieron, dice, era que venía a la tierra de Mágico González.
Se vino pensando que si no le gustaba, con la misma se regresaría para su país, pero el destino le tenía guardada una nueva vida en el país que adoptó y en el que ya lleva 27 años residiendo, durante los que ha creado una hermosa familia, con dos preciosas hijas, una de ellas, Luciana Fernanda, es la actual reina de las Fiestas Julias, en Santa Ana.
En Argentina, “Che” Martínez jugó en las inferiores de River Plate y un poco más grande formó parte de Sarmiento de Junín, hasta que este logró el ascenso a la B.
Dejó Los Toldos, la ciudad donde nació Eva Perón y adonde también Martínez hizo una bonita amistad con el actor Saúl Lisazo, y se fue para Curitiba, Brasil, por seis meses. Volvió y se encontró con el ofrecimiento de venir a FAS.
Ya en El Salvador, comenzó a jugar la pretemporada con los tigrillos, pero cuando estaba por iniciar el campeonato se rompió los ligamentos de la rodilla y tuvo que parar durante tres meses. Cuando se recuperó, el torneo de Primera ya estaba avanzado y el equipo tigrillo decide darlo a préstamo a Once Lobos de Chalchuapa, de la Segunda División, adonde se fue con su compatriota Juan Manuel Villarreal. Jugó un temporada con el equipo yuquero hasta que un infortunado accidente, el 31 de octubre de 1992, lo sacó del fútbol.
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Tras el percance, en el que salió seriamente lesionado de varias partes de su cuerpo, emigró para Estados Unidos. Allá jugó en el fútbol amateur junto con Ever Hernández. En 1993 regresa a El Salvador y Tarzán Alvarenga lo llama para jugar en el Once Lobos, en Primera, pero él ya estaba decidido a no volver al fútbol, al menos como jugador.
En el 95, decide a sacar los títulos de entrenador de fútbol. En ese año, en Estados Unidos, se gradúa en el nivel D y comienza a trabajar desde el banquillo. Los demás niveles los saca en el país y se dedica a trabajar como profesor de Educación Física en varios colegios de Santa Ana.
Pero así como le llegó la oferta de FAS también fue la Metapán para que dirigiera la reserva calera. Casi a regañadientes se fue a dirigir a los jaguares y les brindó dos títulos en la categoría, hasta que los tigrillos lo recuperaron, hasta hoy.
Perfil y triunfos
Nombre: Carlos Eduardo Martínez Sequeira.
Data: Los Toldos, Argentina, 8 de agosto de 1964.
Edad: 53 años
Estado Civil: Casado.
Cónyuge: Claudia Marlene Cienfuegos
Hijas: Adriana María y Luciana Fernanda
Deporte: Fútbol.
Posición: Defensa Central
Equipos: Miamonte, River Los Toldos, Fortín de 9 de Julio, Agustín Álvarez de 9 de Julio, Sarmiento de Junín (Argentina), FAS y Once Lobos (El Salvador).
Palmarés: Tres campeonatos de reservas como DT (dos con Metapán y uno con FAS)
¿Qué hace?
Tras dejar el fútbol, el profe Martínez se dedicó a dar clases de Educación Física en tres colegios santanecos: Santa María, Interamericano y San José. Actualmente sólo ejerce en el primero de ellos.
En el medio, fundó una escuela de fútbol junto con Efraín “Chirolón” Burgos, siempre en Santa Ana, hasta que el directivo calero Óscar Flores lo convence para tomar las riendas de la reserva del equipo metapaneco. Aceptó el reto y en 2009 llega a la final, pero la pierde con el Alianza. Tres años después obtiene su revancha y logra el primero de los títulos que le dio a los caleros. Luego Rodolfo Góchez lo llamó para FAS, adonde se alzó con un nuevo título. Tuvo un paso fugaz por el primer equipo tigrillo, pero se retiró por desavenencias.
Actualmente, el padre de la actual soberana de las Fiestas Julias, da clases en el colegio Santa María y está a cargo de la categoría Sub 17 de FAS, después de dirigir a la reserva. Martínez, aunque ha formado a jugadores que actualmente militan en Primera, como Marvin Monterrosa, Fernando Castillo, entre otros, prefiere darle el crédito al mismo futbolista, antes que atribuírselo él.