No entiendo, ni jamás entenderé la pregunta que siempre aparece cuando se llega a una final de un torneo o Copa: “¿Merecen o no estar en la final?”. Como si el fútbol fuera de merecer o que haya requisitos para estar en estas instancias y que, en este caso, Francia y Croacia hayan dejado pendientes o simplemente no cumplieron.
Es cierto que es una final sorpresiva, pues al inicio de la competencia, las apuestas estaban giradas hacia otras selecciones, que terminaron decepcionando. No hay que quitarles méritos a los dos equipos que estarán luchando por el título de este Mundial de 2018.
Tanto franceses como los croatas cumplieron con lo que tenían que cumplir: en la fase de grupos avanzaban los dos primeros, ambos lo hicieron como primeros en su respectivo sector, los franceses del C y los croatas del D. Luego, en la fase de eliminación, fueron superando a los rivales en turno, no con mucha solvencia, pero sí con bastante eficacia.
De Francia destaca haber dejado en el camino a Argentina, a Uruguay y últimamente a Bélgica, que en este torneo había sido otro equipo que llamó la atención. Mientras de Croacia, estos superaron a Dinamarca, Rusia e Inglaterra, otro que dejó buen sabor de boca.
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Pero las fortalezas de estos equipos vienen de un poco más atrás. Francia es un equipo lleno de juventud, que aprendió de los errores de la Eurocopa 2016, donde siendo locales, terminaron cediendo contra Portugal, en la final. Esa oscura experiencia fortaleció el carácter de algunos jugadores como Paul Pogba y Antoine Griezmann, quienes junto a Kylian Mbappé han sido determinantes para llevar a su Selección en el momento donde están.
Mientras que Croacia, en silencio ha ido ganándose un lugar en las mejores Ligas del mundo, siendo Lukas Modric e Ivan Rakitic, en Real Madrid y Barcelona, respectivamente, en España, sus mayores representantes. A ellos también se les integra Mario Mandzukic, quien con la Juventus de Italia, también ha sabido destacar y ha aportado mucho a esta Selección.
Esta Copa del Mundo ha dejado claro que las casualidades no existen. Todo es producto del trabajo, la dedicación y el orgullo que a veces los jugadores sacan en los momentos en los que más se necesitan.
También, de que las distancias en el fútbol se siguen recortando. Aunque este sea un argumento que a muchos no les guste escuchar o leer.
Si avanzaron jugando bien o mal, ese es otro tema de discusión. Tampoco hay que hacer comparaciones con otras selecciones finalistas. Cada quien en su momento y ahora estas dos selecciones están a punto de escribir un capítulo más en su historia.
De las selecciones “grandes” o “históricas” es mejor no hablar en estos momentos. De esas “figuras” que acaparan cámaras y son temas en redes sociales, mucho menos. Solo sirvieron para terminar de llenar el álbum de “figuritas”.
Es momento para gozar de estas “estrellas” que sí cumplieron en lo futbolístico. El domingo, solo queda sentarse y disfrutar de la final de Rusia 2018… ¡Que viva el fútbol!